La historia del islamismo en Europa no se cuenta únicamente a través de atentados yihadistas. Existe una estrategia más silenciosa, más sutil, pero igualmente ambiciosa: la de los Hermanos Musulmanes. Esta organización islamista suní, fundada en Egipto en 1928 por Hasan al-Banna, ha logrado establecer una red compleja y extendida en gran parte de Europa, a través de la penetración cultural, social y religiosa. Su meta sigue siendo la misma: islamizar progresivamente las sociedades en las que actúan, hasta lograr que la sharía, es decir, la ley islámica, se convierta en el eje rector de la vida pública y privada.
A diferencia de grupos como Al-Qaeda o el Estado Islámico, los Hermanos Musulmanes han confiado su éxito al largo plazo. No colocan bombas: colocan ideas, estructuras sociales y discursos aparentemente no violentos. Se presentan como moderados, como interlocutores válidos de las comunidades musulmanas ante los gobiernos europeos, y muchas veces logran sentarse a la mesa con autoridades estatales, medios de comunicación o instituciones educativas. En lugar de declarar la guerra a Occidente, lo utilizan para sus fines: explotan los derechos y garantías democráticas para fomentar un modelo de sociedad radicalmente diferente.
Este islamismo "blando" es profundamente eficaz. Su influencia se extiende a través de asociaciones culturales, mezquitas, fundaciones, centros juveniles y ONG que, bajo un aparente compromiso con la integración y la diversidad, promueven una cosmovisión islamista que choca frontalmente con los valores democráticos y seculares de Europa.
Países como Francia, Alemania, Austria o Reino Unido han detectado la presencia de organizaciones pantalla vinculadas a los Hermanos Musulmanes. En Francia, la antigua UOIF (Unión de Organizaciones Islámicas de Francia), hoy rebautizada como "Musulmanes de Francia", ha sido señalada por favorecer el comunitarismo y la segregación cultural, mientras se beneficiaba de subvenciones estatales. En Alemania, el Consejo Central de los Musulmanes ha estado bajo vigilancia por sus conexiones con estructuras del islam político. En Austria, se ha llegado incluso a ilegalizar algunas organizaciones afines.
Este islamismo "blando" es profundamente eficaz. Su influencia se extiende a través de asociaciones culturales, mezquitas, fundaciones, centros juveniles y ONG que, bajo un aparente compromiso con la integración y la diversidad, promueven una cosmovisión islamista que choca frontalmente con los valores democráticos y seculares de Europa
En cambio, en España -junto a otros países- ha optado por una actitud ambigua, incluso se podría clasificar directamente de pasiva. A pesar de que existen informes de inteligencia que advierten de la existencia de redes islamistas de adoctrinamiento cultural -ahora se está combatiendo el derecho al uso del hijab-, la respuesta institucional es tan lenta que resulta inexistente. Las instituciones españolas solo actúan cuando hay delitos concretos, lo que permite a los Hermanos operar dentro del marco legal para avanzar en sus objetivos.
Esta inacción tiene un coste cada día más evidente y relevante en la sociedad, y pude ser que ese giro que se está dando en las urnas favoreciendo a partidos soberanistas, tenga que ver con esto. Y es que mientras las élites políticas de Bruselas y de muchas capitales europeas continúan atrapadas en un paradigma multiculturalista y legalista, los Hermanos Musulmanes aplican con eficacia su estrategia de “yihad cultural”, es decir, una penetración lenta con formación de élites propias y explotando el victimismo estratégico, mientras que la sustitución de valores avanza.
Aunque los Hermanos Musulmanes no promueven el terrorismo directamente, no pueden ser entendidos como completamente ajenos al fenómeno yihadista. Muchos terroristas han bebido del pensamiento radical de Sayyid Qutb, ideólogo central de los Hermanos en los años 60, quien justificó la violencia contra las sociedades “ignorantes” que no aplican la ley islámica. La doctrina de Qutb sirvió de puente entre el islamismo político y el terrorismo global, influyendo directamente en grupos como Al-Qaeda. Lo que los Hermanos Musulmanes hacen en Europa -crear una base cultural islamizada, un entorno paralelo al sistema democrático- es precisamente lo que permite que, en algunos contextos, los más jóvenes den el paso a la radicalización violenta. Es una relación indirecta, pero estructural, que es en definitiva lo que desean.
A esta estrategia de culturización islamista se suma una realidad demográfica alarmante. Mientras las sociedades europeas sufren un invierno demográfico -con tasas de natalidad que apenas alcanzan el 1,4 hijos por mujer en la mayoría de países occidentales- las comunidades musulmanas asentadas en Europa presentan tasas notablemente más altas, en muchos casos superiores a los 2,5 o incluso 3 hijos por mujer. Este desequilibrio no es sólo una estadística, es una más de las tendencias estructurales que se desarrollan silenciosamente en Europa y, en la actualidad, en países como Francia o Alemania, hay ciertos barrios urbanos donde el 30% o más de los menores son de origen musulmán. En muchas ciudades los valores islámicos comienzan a dominar el espacio público, la educación y el debate social.
Esta competencia demográfica cobra aún más importancia cuando se vincula con el adoctrinamiento progresivo impulsado por redes islamistas. Una población creciente, ideológicamente movilizada y estructuralmente organizada, frente a una población autóctona envejecida, fragmentada y culturalmente desarmada. Así que Europa no sólo tiene un problema con el islam político, sobre todo tiene un problema consigo misma.
Las élites burocráticas, financieras y plutarcas, se encuentran atrapadas en la lógica del relativismo y del multiculturalismo ingenuo, y parece que son incapaces de comprender la magnitud del desafío. Ha renunciado a defender sus valores fundamentales -la libertad, la igualdad, la razón, la democracia- en nombre de una tolerancia mal entendida. Mientras que los Hermanos Musulmanes avanzan, paso a paso, ocupando espacios vacíos.
En palabras del politólogo Lorenzo Vidino: «Los Hermanos Musulmanes son el caballo de Troya del islam político en Europa: entran como moderados para imponer un modelo social regresivo». Es decir, que el problema de los Hermanos Musulmanes en Europa no es solo de seguridad, sino de identidad. No es únicamente lo que hacen ellos, sino lo que nosotros dejamos de hacer: defender nuestra cultura, nuestras raíces, nuestros valores. A estas alturas, la batalla por Europa no se libra solo en las fronteras ni en los tribunales: se libra en las aulas, en las mezquitas, en las familias. Y de momento, la yihad cultural avanza, mientras los gobiernos miran hacia otro lado.
El círculo cerrado de los Hermanos Musulmanes (Galaxia Gutenberg), de Lorenzo Vidino. Esta obra, revela el funcionamiento oculto de los Hermanos Musulmanes en Occidente. Basado en entrevistas con exmiembros en Europa y América del Norte, el libro desvela cómo este grupo islamista, altamente organizado, recluta, estructura y retiene a sus integrantes. A través de testimonios inéditos, Vidino expone sus redes internas y ofrece claves esenciales para comprender su influencia y los riesgos que plantea en democracias occidentales.
Coraje. El precio de la libertad (Sekotia), de Hanan Serroukh. La autora, española de origen marroquí, tras resistirse a un matrimonio forzado con salafista con apenas catorce años, lidera hoy la defensa de los derechos por la libertad de mujeres islámicas en España. Su testimonio denuncia el avance del islamismo en Europa, el impacto de la inmigración desordenada y la pasividad política ante una amenaza que pone en riesgo la igualdad, la libertad y la cohesión social en nuestras ciudades.
El silencioso avance del islamismo en Europa (Catarata), de Sergio Castaño. Durante años, el islam político fue visto como algo marginal. Sin embargo, su red de predicación, asistencia y activismo le dio fuerza como alternativa de poder en varios países. En Europa, se asentó desde los años cincuenta sin levantar alarmas. El autor analiza su evolución, presencia actual y objetivos, revelando cómo factores como la Primavera Árabe favorecieron su influencia en la política y sociedad del continente.