Comenzamos esta crónica semanal sobre cristianos perseguidos en Afganistán, donde miles de personas sufren aún los resultados de la confusa salida del ejército estadounidense del país. Entre esas personas se encuentra una familia afgana católica de cinco miembros, recoge Infocatólica de Catholic News.

La familia espera aún en un campo de refugiados en los Emiratos Árabes Unidos a ser entrevistados para avanzar en el proceso de encontrar un país que los acoja, esperando no ser devueltos a Afganistán. Como es comprensible no quieren revelar sus nombres por miedo a represalias. «Si los talibanes los encuentran, probablemente los matarán», dijo Mark Pfeifle, presidente y director general de la organización sin ánimo de lucro Off The Record Strategies. La familia tuvo que ser trasladada a varias casas seguras dentro de Afganistán antes de que fuera posible sacarla del país y llevarla provisionalmente a los Emiratos Árabes.

Cada día que pasa crece la inseguridad en el seno de esta familia, ya que piensan que les pueden devolver al país del que tuvieron que salir desesperadamente. Los adultos trabajaron como traductores e intérpretes para los norteamericanos en Afganistán y han solicitado un Visado Especial de Inmigrantes para entrar en los Estados Unidos. Este visado se otorga a personas que han sido empleadas por el gobierno. Sin embargo, parece que el Departamento de Seguridad Nacional estadounidense se encuentra desbordado por las decenas de miles de refugiados afganos, a lo que se suman los desafíos con la inmigración que tiene el país en su frontera sur. El hecho de pertenecer a una minoría religiosa no se considera tan prioritario como la situación de otros refugiados.

Según la World Watch List (lista de persecución a los cristianos en el mundo) del portal Open Doors, «es imposible vivir abiertamente como cristiano en Afganistán». Los talibanes se aseguran de que las reglas y costumbres islámicas se cumplan y los conversos tienen que obedecer, porque no hay otra opción. «Si se descubre que alguien se ha convertido al cristianismo, su familia, clan o tribu tiene que salvar su honor repudiando al creyente, o incluso matándolo, como un acto de justicia». En la actualidad, Afganistán encabeza la lista mundial de países en que se persigue a los cristianos.

Entre los desplazados internos hay muchos católicos, que han abandonado sus hogares y parroquias, encontrando refugio en los bosques

Nos vamos ahora a Myanmar (antigua Birmania), donde el ejército llevó a cabo un ataque aéreo sobre los campos de refugiados en los bosques cercanos a Loikaw, capital del estado de Kayah, en el este del país, a resultas del cual se produjeron tres muertos y siete heridos, todos católicos.

Según explican a la Agencia Fides fuentes de la Iglesia católica local, los refugiados habían huido de sus pueblos y de Loikaw, que había quedado desierta, mientras se producían enfrentamientos entre el ejército y las Fuerzas de Defensa Popular, milicias espontáneas que surgieron en todo el país tras el golpe de Estado del 1 de febrero de 2021, recoge Fides.

Entre los desplazados internos hay muchos católicos, que han abandonado sus hogares y parroquias, encontrando refugio en los bosques. En esas zonas pobladas por muchos civiles inocentes  —ancianos, mujeres, niños—,  el ejército lanzó ataques aéreos que causaron la muerte de tres personas: dos hermanas, Natalia, de 18 años, y la pequeña Rosetta, de 7; y un hombre, Felice, de 50 años. Todos ellos habían huido de la cercana aldea de Moso, donde el 24 de diciembre se encontraron los cuerpos carbonizados de al menos 35 civiles, todos ellos católicos, asesinados por soldados birmanos en lo que se ha descrito como la "masacre de Navidad".

En el este de Myanmar continúan los combates y los bombardeos aéreos y de artillería. En los últimos días, la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús de Doukhu también ha sido golpeada, mientras que las iglesias se transforman a menudo en centros de acogida para los refugiados.

Las seis parroquias católicas de la ciudad de Loikaw están desiertas, y los fieles, expuestos al hambre, el frío, la pobreza y la violencia, necesitan ayuda material y consuelo espiritual. Los católicos desplazados, señala Gabriel, uno de los bautizados en Moso, a la Agencia Fides, viven “en la persecución pero confían en Dios, Salvador y protector, con la certeza de que no nos abandona. No tenemos nada, lo necesitamos todo, pero el Señor proveerá”.

La turba golpeó brutalmente al pastor y a Salam, alegando que estaban convirtiendo, ilegalmente, a los hindúes al cristianismo

Y en la India, una turba de unos 200 nacionalistas hinduístas atacó a un grupo de cristianos protestantes durante su servicio de culto en el estado oriental indio de Chhattisgarh, hiriendo al pastor y al menos a otros dos cristianos y obligaron por la fuerza a una mujer cristiana a «convertirse» al hinduismo. Es un ejemplo más de que la India se ha convertido en una de las  naciones del mundo donde más se persigue a los cristianos, recoge Infocatólica de CP.

La turba golpeó brutalmente al pastor y a Salam, alegando que estaban convirtiendo ilegalmente a los hindúes al cristianismo. El pastor y el feligrés sufrieron graves heridas internas y tuvieron que ser hospitalizados.

La turba amenazó a los cristianos diciendo que los matarían si seguían celebrando cultos de oración en el pueblo. «Estuve bajo arresto domiciliario durante casi nueve horas», dijo el pastor Kandapan. «Durante todo ese tiempo fui acosado y maltratado por la turba incluso en presencia de la policía».

Poco antes, los líderes del grupo nacionalista hindú Vishwa Hindu Parishad (Consejo Mundial Hindú) obligaron a los cristianos a participar en una ceremonia religiosa en la que una mujer cristiana, llamada Sunderi Bathi, fue convertida por la fuerza al hinduismo.

«La situación en el pueblo sigue siendo tensa», dijo el pastor Kandapan. «No sabemos cuánto tiempo tendrán que permanecer estas familias fuera de sus casas», añadió, refiriéndose a cinco familias que habían huido del pueblo.

Los ataques contra los cristianos han aumentado desde que los grupos radicales hindúes lanzaron una campaña en 2020 para impedir que la población tribal, o indígena, del país se convierta al cristianismo. Estos grupos han exigido que el gobierno prohíba a quienes se conviertan recibir educación y oportunidades de empleo.