MacKenzie Scott ostenta desde ahora un dudoso título: ser la mayor donante particular de Planned Parenthood. Efectivamente, la ex esposa de Jeff Bezos, uno de los peores ciudadanos norteamericanos, ha donado 275 millones de dólares a la organización abortista en un momento, el actual, en el que algunos estados de EEUU están aprobando leyes provida como la llamada ley del latido del corazón.

Como recoge Religión en Libertad, la propia presidenta de Planned Parenthood, Alexis McGill Johnson, reconoció la importancia del donativo, no solo por la cuantía sino por ser una clara muestra de apoyo al aborto, ante “el ataque más serio que se ha visto en una generación a la atención a la salud reproductiva y sexual”, afirmó. Hay que “redoblar esfuerzos” para garantizar esa salud sexual, “incluyendo el aborto”, señaló.

Además de las leyes provida aprobadas en algunos estados republicanos, la sociedad norteamericana está pendiente del Tribunal Supremo, que podría declarar constitucional la ley de Mississipi, que prohíbe el aborto después de los 15 meses. Sería un golpe muy duro para el negocio principal de Planned Parenthood -el aborto quirúrgico-, al menos en EEUU. Ya veremos si finalmente se produce y si provoca un cambio provida en el país en el que se han perpetrado más de 60 millones de abortos quirúrgicos desde la sentencia Roe vs Wade, en 1973. A esos habría que añadir los millones de abortos provocados por las píldoras anticonceptivas.

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En este contexto es en el que Scott, que recibió el 4% de Amazon tras el divorcio (38.000 millones de dólares) ha realizado su millonaria donación, siguiendo el ejemplo de Melinda Gates, ex esposa de Bill Gates, otro de los peores ciudadanos de EEUU, que continúa muy preocupada por la pobreza en África, lo que lleva a donar millones de dólares para extender, atención, la vacuna anticonceptiva en ese continente. Ya saben: la mejor manera de acabar con la pobreza es matando al pobre, preferiblemente antes de que nazca.