La eutanasia y el suicidio asistido suponen traspasar la frontera ética de que la vida es sagrada y ni uno mismo y ni mucho menos un tercero puede disponer de ella. Esa frontera ética está en la conciencia de todas las personas del mundo. Y por eso responde a la ley natural: respetar la vida humana en todas sus etapas, desde la concepción a la muerte natural.

En los países donde se han legalizado la eutanasia y el suicidio asistido está ocurriendo que se empieza permitiéndola sólo en casos excepcionales y por voluntad propia, pero se termina aplicándola sin restricciones, a cualquier persona e incluso en contra de su voluntad, y de manera especial a los más débiles y vulnerables: enfermos mentales, ancianos, discapacitados sobre todo intelectuales..., que no pueden defenderse ante la decisión de otros -el Estado, un médico, los jueces, los políticos, sus familiares- sobre sus vidas.

Se trata de un plano inclinado o pendiente deslizante muy difícil de parar que provoca que la vida no tenga ningún valor, especialmente la de los más débiles y vulnerables, y que sea a ellos a quienes se termine aplicando al eutanasia sin su consentimiento.

Hay muchos ejemplos de esa pendiente resbaladiza.

Por ejemplo, lo que está ocurriendo en Bélgica.

El 28 de mayo se cumplen 20 años desde que se firmara la ley que legalizaba la eutanasia en Bélgica, un país que ha ido abriendo camino a los que pretenden normalizar la muerte provocada de las personas, recuerda Religión en Libertad.

Dos décadas en los que se ha podido observar de manera clara la “pendiente resbaladiza” y cómo se ha pasado a permitir la eutanasia a personas por cualquier tipo de sufrimiento e incluso a personas autistas. Pero incluso son cientos de casos cada año en los que se practica la eutanasia a personas que no la han pedido, recuerda el mismo medio.

Según los datos ofrecidos por las propias autoridades belgas, más de 27.000 personas han muerto a causa de la eutanasia en estos 20 años en este país europeo que actualmente tiene 11 millones de habitantes.

Desde su legalización, los casos de eutanasia han ido creciendo cada año, haciéndose evidente esa pendiente resbaladiza.

Los médicos pueden esquivar la ley -y lo hacen- declarando la polipatología (casi todos los ancianos padecen varios achaques) como razón suficiente para la eutanasia

Así, por ejemplo, los médicos pueden esquivar la ley -y lo hacen- declarando la polipatología (casi todos los ancianos padecen varios achaques) como razón suficiente para la eutanasia, explica Religión en Libertad.

Alliance for Defendig Freedom (ADF), grupo internacional que lucha en favor de la vida y la familia, denuncia igualmente esta pendiente resbaladiza informando que aunque la eutanasia se legalizó inicialmente bajo "condiciones estrictas", las actualizaciones de la ley han hecho que Bélgica se convierta en el primer y único país que permite la eutanasia para los niños sin requisitos de edad. También hay pacientes que han sido "sacrificados" por afecciones psiquiátricas, incluida la depresión.

Otro ejemplo: un médico que, a petición de la familia, había aplicado la eutanasia sin consentimiento a un paciente con demencia que no había manifestado esa voluntad antes de su enfermedad, recoge el mismo medio.

Otro ejemplo: un médico que, a petición de la familia, había aplicado la eutanasia sin consentimiento a un paciente con demencia que no había manifestado esa voluntad antes de su enfermedad

En estos momentos la ley de la eutanasia belga ha sido llevada al Tribunal Europeo de Derechos Humanos por Tom Mortier. Su madre fue eutanasiada en 2012, a la edad de 64 años. Sin ninguna consulta previa, Tom Mortier fue informado un día después de su muerte, con la explicación de que había estado sufriendo de una "depresión intratable", recuerda Religión en Libertad.

La realidad sobre la eutanasia en Bélgica es que no es un debate que haya terminado sino que se han abierto en estos años importantes brechas incluso entre los que apoyaron la ley. Los abusos, la falta de control y la enorme pendiente resbaladiza asusta a muchos que fueron defensores acérrimos de la eutanasia. ¿Dónde está el límite?, se preguntan.