
Ocurrió en noviembre de 2023. Miguel Ángel explicaba a Ok diario cómo: «A medio día, un interno, viendo que mi compañera María se había quedado sola en el módulo y aprovechando que yo me había ido a la zona de seguridad, empapeló el descansillo de la escalera con fotografías pornográficas y puso su chaqueta en el suelo para estar más cómodo durante la violación».
La peligrosidad del interno, de la que no se había informado a los funcionarios de la cárcel, afloró minutos después: «Cuando bajábamos de las plantas, él se abalanzó sobre María, comenzó a toquetearla, a manosearla, la agarró del cuello, la amenazó con matarla, yo me enzarcé con él y caímos juntos por un tramo de escaleras, momento que aprovechó María para correr a pedir ayuda y refuerzos. El interno intentó perseguirla, pero yo le agarré por la pierna y, en esta ocasión, me empujó y me tiró por las escaleras». «María quedó con un fuerte golpe en la mandíbula y un estado de ansiedad fácil de imaginar. En mi caso, estoy con el pie fracturado, una fractura triple, también el dedo fracturado, tengo varias costillas rotas, dos esguinces, una vértebra rota, necesitaré varias operaciones, un cuadro bastante lamentable», resume Miguel Ángel. Y todo, es su opinión, por la nefasta gestión de la prisión de Aranjuez.D
Tras año y medio en silla de ruedas, por las secuelas de la agresión, Miguel Ángel se ve obligado a una jubilación forzosa y a usar muletas de por vida:

Ya entonces, Miguel Ángel alertaba del aumento de agresiones sexuales a las funcionarias de prisiones y de lo poco que se cree las estadísticas del Ministerio del Interior: «Queremos que se actualice o se cree un protocolo contra las agresiones sexuales, porque cada vez es mayor el número de compañeras que trabajan con internos en los patios, y o no existe el protocolo o no se aplica, pero la Secretaría de Instituciones Penitenciarias se empeña en esconder este tipo de agresiones sexuales para que sus estadísticas no desentonen con lo que se ofrece a nivel europeo». «Prisiones falsea las estadísticas», puntualiza.
Y es que, las agresiones a funcionarios penitenciarios, e incluso a personal empleado en las cárceles, van en aumento. Cabe recordar el caso de Nuria, la cocinera asesinada por un preso en una cárcel catalana. Recluso que trabajaba en la cocina "para reinsertarse'.