¿De verdad Roberto Micheletti es un dictador, un golpista? Pues la verdad es que no habla como tal. En la entrevista que Gaceta de los Negocios publica con el presidente hondureño. El periódico económico se ha marcado un buen tanto con un diálogo extraordinariamente revelador: por lo que dice y por lo que representa. El Nuevo Orden Mundial que ha aislado a Honduras suele actuar así. Quiero decir: ¿Cuántas entrevistas han leído usted tanto en medios progresistas de izquierda como en medios progres de derecha entrevistas y declaraciones de Manuel Zelaya y cuántas de Roberto Micheletti?

El NOM, y no por revolucionaria conspiración sino por borreguil consenso, siempre opera de la misma forma. Castiga con el silencio al adversario y resalta a los propios, especialmente a los manipulados. Por ejemplo, CNN ha dedicado toda la mañana del viernes, no a recoger las declaraciones de Micheletti a Gaceta que no tienen desperdicio periodístico independientemente de lo que se piense sobre el personaje- sino a resaltar la multitudinaria manifestación pro-Zelaya, dirigida por la madre del ex presidente.

Acusa Micheletti a Zelaya de robar al Estado hondureño y de preparar la chavización de Honduras. No lo hace con inquina, casi con desgana, pero, en cualquier caso, insisto en que no es lo importante. Lo que realmente está en juego en Honduras y desde allí en el mundo- es la democracia. Porque por muy democrático que sea el sistema de elección, si no se ponen límites a la permanencia en el poder, el político tiende a la tiranía y a sentirse tan cómodo en el poder que acaba por creerlo suyo. Insisto: todos los dictadores iberoamericanos Chávez, Correa, etc.- han comenzado por suprimir los límites o, simplemente, por no preocuparse de insertarlo en la normativa. El presidente español, Rodríguez Zapatero, es un buen ejemplo de lelo: nadie le ha obligado a colocar límites a su mandato y se comporta como el gobernante democrático que aspira a perpetuarse, es decir, que aspira a la dictadura. Por el momento, está activando todos los mecanismos de control de su poderío, comenzando por los medios informativos y con un ocupación de la Fiscalía que es el eje básico, no los jueces- del sistema judicial.

No nos engañemos. Sólo la interinidad obligatoria detiene al mejor político en su tendencia natural a convertirse en un tirano de por vida. Porque si el poder absoluto corrompe absolutamente el poder permanente corrompe a perpetuidad.

Zelaya intentó perpetuarse y suprimir la norma que le obligaba a abandonar el poder. Ahora lo intenta Uribe, mientras nuestro ZP se guarda muy mucho de hacer la misma promesa que hizo José María Aznar (y que cumplió): marcharse a los ocho años. Me da igual que Uribe cuenta con el apoyo mayoritario de los colombianos para permanecer o ZP con el de los españoles. No deben hacerlo o avanzaremos hacia una democracia meramente nominal.

Porque todo el NOM trabaja para esa democracia nominal, forma burocrática: la tiranía disfrazada de democracia. Hacia donde se encamina la democracia occidental y eso hay que pararlo.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com