Introdujo el mal y ahora lo deja en el madridismo, para que lo arregle otro, por ejemplo Fernando Martín. Esta vez Florentino Pérez no ha mentido : ha jugado a aprendiz de brujo, ha creado galácticos y ahora las estrellas se comportan como lo que son: pequeños idolillos incapaces de sacrificarse, incapaces de la menor disciplina e incapaces a secas. Por eso, Pérez ha dicho que venga otro y lo arregle, es decir, que venga otro y los meta en cintura.

A sus próximos les ha dicho que no se puede ser padre y padrastro, que ahora él no está capacitado para darle la vuelta la tortilla. Él les fichó, pero fichar a estrellas, pagarlas y tratarlas como tales, significa plegarse a sus deseos por siempre jamás. Se puede cambiar un entrenador, incluso a un presidente, pero no se puede cambiar a una estrella, y mucho menos a 25.

Por eso, no es de extrañar que ningún vicepresidente, Juan Abelló desde luego, pero tampoco Luis del Rivero, hayan querido tomar le testigo. Lo ha hecho el inmobiliario Fernando Martín, un hombre frente a una tarea imposible, llamado a comenzar un trabajo de depuración que otro debería acabar.

Florentino afirma que se va con una gran gestión económica y peor gestión deportiva. Eso es cierto hasta cierto punto. Porque el que viene ahora tendrá que volver a hacer sudar a las estrellas o prescindir de ellas. Ese es el problema del Real Madrid: que ahora mismo posee más patrimonio que liquidez. Lo malo es que el patrimonio futbolístico envejece enseguida, y que muchas de las estrellas del equipo blanco ya no son trasferibles: están cerca de la jubilación y se jubilarán en el Madrid. Entonces no sólo se habrá tocado suelo en el aspecto deportivo, sino también en el económico. Dicho de otro modo : ¿Cuántos días de gloria les quedan a Ronaldo, Zidane o Roberto Carlos?

Este era, en verdad el momento de irse. Y ciertamente lo ha hecho con sinceridad, aunque en el momento menos oportuno y por patologías que él mismo había creado, Porque los pavones no le han dado problemas (él se los ha dado a los pavones) pero los zidanes un quebradero de cabeza tras otro.

La guinda, eso sí, la ha puesto Joan Puigcercós, portavoz de ERC en el parlamento, quien ha definido al palco del Real Madrid como un concentración de poder, lujuria y glamour. Aunque, eso sí, para explicar que ya no es lo que era y explicar así la marcha de Florentino Pérez. Como ocurre con las grandes tonterías, pre es cierto, en su conjunto es más falso que un billete de 1.000 euros.