Mientras los terroristas tengan la esperanza de alcanzar un diálogo sin que sus crímenes sean castigados proporcionadamente, acabar con ETA es una tarea imposible.

Sr. Director:

Otra vez vuelven las manidas declaraciones de los políticos condenando los atentados de ETA y prometiendo que perseguirán a los culpables hasta las profundidades del Infierno.

¿Pero de qué sirve esto a los que ya han abandonado este mundo, vilmente asesinados por la banda? ¿Y cómo se va a evitar que las familias de las victimas, vivan permanentemente amargadas hasta el final de sus días? Nadie quiere oír hablar de la pena de muerte, cuando esos canallas, la aplican sin piedad alguna. Es más, incluso la cadena perpetua, repugna a muchos progres, que son tan ingenuos que piensan que a ellos nunca les tocará volar por los aires destrozados por una de las bombas que estos asesinos colocan indiscriminadamente. Se han olvidado de Irene Villa y otros muchos.

La realidad es incuestionable. Cuando dos bandos se enfrentan y uno de ellos mata y el otro dialoga, el vencedor es siempre el primero. Fraga, que por su edad ya ha perdido su claridad de ideas, lo dijo cuando todavía estaba en activo: mientras no haya mas terroristas muertos que guardias civiles, no se acabará esta sangría, cuya gran mayoría de victimas esta en el lado de los ciudadanos decentes.

El Estado tiene el deber ineludible de proteger la vida de todos sin excusa ni pretexto. Si los que gobiernan no son capaces de hacerlo, que se vayan a su casa.

Juan Miguel Marzal Romanos

juanmarzal@kelindafruits.es