Sr. Director:
Leo en el periódico: "Olivia Molina pierde el  bebé que esperaba" y a continuación "Ivonne Reyes ha sufrido una interrupción "involuntaria" del embarazo".

 

Me paro a pensar porque, en esta sociedad en la que las ideologías dominantes se han dedicado a "embarrar" el lenguaje en una selva grotesca de eufemismos  para defender sus prácticas asesinas, no es fácil "traducir" el mensaje correcto. Sigo leyendo y en ambas noticias reconozco la palabra "bebé" y me tranquilizo porque me lleva a la conclusión de que no se trata de muertes  provocadas porque entonces, ya no se trataría de bebés, ni de hijos perdidos, ni siquiera de ilusiones rotas sino de embriones, fetos, masas de células u otras "cosas". "Las "cosas" más importantes de la vida no son "cosas".

Estas consideraciones me trasladan a los "saldos" y  las "rebajas" de los grandes almacenes  liquidando  géneros, en su día  valiosos, a precios irrisorios que nos hacen dudar de su valía en origen y nos convencen de que "no eran tan buenos". Hoy en día, también se están" liquidando vidas a precio de saldo" y también en ellas, hay  distinciones entre las valiosas y "las de rebajas". Los mismos que hacen ver a las madres que lo que lleva en su vientre es en realidad un enemigo y que "compasivamente" devuelven la placidez a su existencia; los mismos que se erigen en paladines de los derechos de los animales y que se deprimen ante el cambio climático, son los mismos que se dedican a degradar el valor de la vida humana hasta la categoría de "cosa" convenciendo a las madres en dificultades o desamparadas que la vida que llevan en su vientre sólo tiene "valor" si alguien la desea, como si fueran unos zapatos, una camisa o unos calcetines cualesquiera.

A esta gente que han pervertido el lenguaje de tal manera que el valor de la vida queda "diluido" entre eufemismos cúrsiles y macabros les digo que ni así cuela.

Victoria Blasco López