Sr. Director:

Dado que nuestro gobierno ha aprobado como matrimonio otras uniones diferentes a las de hombre-mujer, he pensado contraer nupcias con Molly, una perra pastor alemán, a la que quiero mucho, de la que soy correspondido menudos lametones me da-, y a la que quiero asegurar su futuro en el caso de que a mí me pase algo, pues actualmente estoy gravemente enfermo, y puede que solo me queden unos años. No quiero que Molly acabe en una perrera de mala muerte, o en manos de cualquier hijo de perra que la maltrate, en un acto de violencia doméstica.

Ya se que no podemos tener hijos, a pesar de ser varón y hembra, pero los podríamos adoptar. Dice la leyenda que Rómulo y Remo, fundadores de Roma, fueron amamantados por una loba, así que mi Molly podría ser una buena madre, aunque nuestros hijos no llegaran a ser como Rómulo o Remo, fundadores de ningún imperio, ni presidentes de ningún gobierno. Espero que ningún funcionario escrupuloso, acuda a la objeción de conciencia para impedirme llevar a cabo este deseo, que me parece tan natural y tan ajustado a derecho como otras formas de matrimonio recientemente implantadas.
 
Francisco Seva Herrera
 
pacoseva@gmail.com