Con el único propósito de fastidiar a José Montilla, ministro de Industria y su rival en el socialismo catalán, el presidente del Generalitat, Pasqual Maragall, ha cambiado su Gobierno, aunque cuidando mucho de mantener el equilibrio con comunistas de IC Verds y con los republicanos de ERC.

Maragall está convencido de que el PSC, que controla Montilla, no le nombrará candidato a la Generalitat en 2007, por lo que su carrera política terminará en esta legislatura. Por tanto, ha decidido retar a su propio partido y acogerse a su prerrogativa de ejecutar remodelación gubernamental. Pero hasta en eso ha tenido problemas. Porque los socialistas catalanes entrantes son de poco peso, pero los que ha expulsado del Gabinete no. Llama especialmente la atención el relevo de Antoni Siurana, un veterano del PSC, con peso propio dentro el partido, un histórico que ocupaba la Consellería de Agricultura.

Ahora, el Gobierno tiene menos peso político e intelectual, pero será más fiel a Maragall que antes. Otrosí: Mientras su partido se aleja de ERC y se acerca a los nacionalitas moderados de CiU, Maragall acentúa su unión con los independentistas de Carod Rovira y con el único partido comunista con cierta presencia que ya queda en España: IC.