Sr. Director:
Una televisión pública debería ser un reflejo de la pluralidad de sensibilidades y opiniones de una sociedad.

Lamentablemente, ese no es el caso de TV3, que esta semana nos ha dado un nuevo ejemplo de lo que entiende por "objetividad". De las treinta personas invitadas a opinar sobre una hipotética separación de Cataluña del resto de España en un reportaje emitido en "prime time", las treinta se han mostrado a favor y ni una sola se ha posicionado en contra.

Por lo visto, en TV3 el debate de ideas en igualdad de condiciones y la imparcialidad no tiene cabida. Para algunos lo único que cabe es el pensamiento único.

Hace ya muchos años que TV3 ha dejado de ser una auténtica televisión pública. En realidad, TV3 es la televisión privada de CiU que pagamos entre todos.

Carmen B. Fernández