Cuando el Tribunal Supremo de EE.UU. puso fin a la protección legal del aborto, en Hispanidad aseguramos que la batalla por la vida daba comienzo. Los demócratas con Biden a la cabeza han convertido el 'derecho' al aborto en su bandera y pretenden burlar la sentencia del Tribunal Supremo por las vías legislativa, judicial… y violenta.

Como narró Ignacio Aguirre en Hispanidad, la vicepresidenta, Kamala Harris, hacía "historia" al visitar una clínica abortista en el Estado de Minesota, tradicional feudo demócrata. Una visita sin precedentes, dado que se ha tratado de la primera vez que un presidente o un vicepresidente en el cargo, visitaba una clínica donde se practican abortos.

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A lo que hay que sumar los múltiples casos en los que los líderes provida son perseguidos por el FBI. El propio Biden en campaña está inmerso en su promoción del aborto, anunciando nuevos planes para asegurar el acceso al mismo y a los anticonceptivos. Incluyendo nuevas directrices del Departamento de Salud y Servicios Humanos para apoyar el aborto quirúrgico a través de una ley federal que garantiza el "tratamiento médico de emergencia": "La salud y la vida de las mujeres están en juego debido a las extremas prohibiciones estatales del aborto". 

Es más, el gobierno central emitió una guía que establecía que los hospitales "deben" proporcionar servicios de aborto si hay un riesgo para la vida de la madre, basándose en la Ley de Tratamiento Médico de Emergencia y Trabajo de 1986, que exige que las salas de urgencias proporcionen tratamiento estabilizador para cualquier persona que reciban.

Algo que la Corte de Apelaciones tumbó, impidiendo a Biden que llevara a cabo sus planes de obligar a las urgencias a realizar abortos en Texas. Pero tras la sentencia del Supremo en la que rechazaba las cautelares de Biden y permitía a Idaho continuar con su legislación provida, muy parecida a la de Texas, la administración del Presidente quiere intentar obligar a las urgencias de Idaho a practicar abortos. 

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Idaho es uno de los estados más estrictos sobre el aborto, solo está permitido si hay riesgo para la vida de la madre e impuso la legislación de los latidos del corazón, si alguien comete un aborto fuera de esos supuestos, se enfrenta a cinco años de cárcel. 

La administración Biden ha pedido a los tribunales que bloqueen esta normativa, argumentando que viola una ley federal sobre urgencias médicas, así pretende que los tribunales le permitan convertir las urgencias de los hospitales de Idaho en centros abortistas. Biden quiere obligar a los médicos de urgencias del estado a practicar abortos, independientemente de si hacerlo viola sus creencias religiosas, escudándose en que un aborto puede ser urgente, porque puede ser una emergencia para la vida de la madre. Estos argumentos ya fueron rechazados por la Corte de Apelaciones en el caso de Texas, por lo que se espera que suceda lo mismo con Idaho en el Supremo.