Al final, como no ha habido acuerdo de fondo, la reforma laboral de Gobierno, empresarios y sindicatos, se nos queda en reformita. Los contrincantes se conocen tanto que apuntan bien, pero son incapaces de llegar a un acuerdo. Los dos grandes temas del mercado laboral español se quedan prácticamente como están. Por un lado, lo que interesa a los empresarios, es decir, la flexibilidad laboral, sólo sirve para que se amplíe muy ligeramente el Contrato de Fomento del Empleo, un a modo de despido libre, pero pagado, con 33 días de indemnización al año.

Por otro lado, la cuestión que más interesa a los sindicatos, es decir, la subcontratación verdadero cáncer del mercado laboral occidental- apenas se mueve. Los sindicatos se conforman con exigir a las empresas a que lleven un libro de registro sobre subcontrataciones. Algo que, sin duda, les hará temblar.