Mi articulillo sobre la migración ha provocado algún malentendido… por decirlo finamente. Lo cual tiene poca importancia, si no fuera porque, al final, acaban volviéndose contra la política migratoria de la Iglesia.

Para entendernos, en muchas ocasiones la iglesia habla en paradojas, que no deja de ser un atajo hacia la verdad. Por eso, las posturas cristianas tanto sobre la cuestión social como sobre los flujos migratorios suelen ser malinterpretadas.

Para entendernos, al cristianismo no le gustan ni los emigrantes ni los proletarios. No se precipiten, es la misma Iglesia que habla de acoger a los inmigrantes con brazos abiertos  y la misma doctrina social de la iglesia que considera clave el pago de salarios dignos. No hay contradicción: la migración es mala en sí misma. Primero, porque quien se va a vivir a un país extraño es porque no puede sobrevivir en el suyo. Pero si viene, lo cristiano es acogerle.

Lo mismo ocurre con la cuestión social y el dilema entre propietarios y proletarios. Pero si alguien no accede a la propiedad y tiene que conformarse con trabajar para un tercero, este tercero hade pagarle un salario digno.

La Iglesia quiere propietarios, gente libre, dueña de su propio destino, como también quiere que cada cual se realice dentro del país en el que tiene sus raíces. Por tanto, los cristófobos aseguran que la Iglesia está con la propiedad privada y es xenófoba. Lo cual es una gran verdad oculta en una miserable mentira.

Eulogio López

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