Sr. Director:

Benedicto XVI nos recordó en Valencia la importancia de la familia. Parece sorprendente que se tenga que defender lo obvio. Leyendo a Chesterton, comenta que la familia era algo sagrado incluso en el mundo pagano.

Los romanos tenían los dioses lares para cuidar de ella; los orientales tienen veneración a los antepasados. Así pues tanto el cristianismo como el paganismo (y por supuesto toda religión), alaban esa institución que proviene de la noche de los tiempos, desde que los ojos de ella se prendaron de los ojos de él o viceversa. No hacían falta palabras, bastaba verse en el interior del corazón ajeno. En ese sentido el mensaje de Benedicto XVI no es sólo para los cristianos, sino para toda persona normalmente constituida. Y lo demás es, sencillamente, querer hacer experimentos, y no exactamente con gaseosa, sino con una de las claves más importantes de la felicidad humana. Enhorabuena por el artículo.

Cartapacio

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