Sr. Director:
La declaración oficial del fin de la pandemia de la gripe A cierra uno de los episodios más controvertidos de la OMS, una crisis -más de pánico que de salud- cuyas consecuencias últimas no se podrán analizar hasta que se detecte otro brote epidémico y resulte necesario volver a encender las alarmas.

 

El exceso de celo de la Organización Mundial de la Salud (tal vez motivado por presiones de algunas multinacionales) llevó a activar hace ahora un año una alerta, a todas luces excesiva, cuyo manual de instrucciones y precauciones obligó a acometer inversiones millonarias a las administraciones públicas, afectó de forma notable al ritmo y la productividad de los centros de trabajo y causó innecesarias molestias a millones de personas.

Lo ocurrido alrededor de la gripe A (gripe porcina la llamaron al principio ocasionando graves perdidas económicas y psicológicas a los porcicultores) ha de servir para establecer un punto de fuga desde los actuales protocolos de la OMS hacia una gestión marcada por la responsabilidad y por la idea de que la utilidad de cualquier alarma se  basa en su credibilidad.

Jesús Martínez Madrid