El rehén francés que los terroristas magrebíes de Al Qaeda tenían secuestrado ha sido liberado. Me alegro por él, y también por los tres secuestrados españoles en la misma zona y por los mismos salvajes.

Pero no me alegro por el mundo, ni por Europa. Al parecer, ha sido liberado a lo Zapatero: se ha pagado para que los tribunales de Mali condenaran a penas mínimas a los compañeros de los terroristas presos en cárceles de aquel país. Al parecer, la justicia de Mali guarda un cierto parecido con algunos jueces-estrella españoles.

De cualquier forma, Francia ha creado un pésimo precedente. Ahora los terroristas no sólo han aprendido a financiarse con la industria del secuestro, han aprendió algo más: saben que, si secuestran a un occidental en un país del Tercer Mundo, con gobiernos y judicaturas corruptos, pueden forzar la liberación de sus combatientes.

Y llegará un día en que haya que cortar por lo sano, como ocurrió con los secuestros aéreos en la década de los 80. Pero, para entonces, el daño provocado habrá sido enorme.

Eulogio López

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