• De un Rey condescendiente a un Príncipe progre va el mismo camino que de la Reina doña Sofía a la princesa Letizia… con ese afán autodestructivo que marca a quien degrada su visión cristiana de la existencia.
  • La crisis de la monarquía española es de dos tipos: ya no es católica y, por tanto, ya no mira hacia afuera sino que se encuentra enquistada hacia dentro. Que es tanto como decir que juega a la defensiva, a sobrevivir.
  • Esta es la razón de la secesión de Cataluña.
  • Y el Ejército, ocupación principal del rey junto a la unidad de España, desaparecido, y no precisamente en combate.

Los españoles no nos respetamos a nosotros mismos porque tampoco respetamos nuestra propia historia y nuestra propia esencia. Por eso, la mayoría de nosotros desconocemos la historia del Fuerte Mosé, en Florida, el primer lugar donde los negros afroamericanos fueron libres y pasaron a vivir de su trabajo, no a sobrevivir mediante su extenuación en el trabajo.

Hasta Wikipedia, una obra del Nuevo Orden Cultural (NOC), de raíz anglosajona y que apenas puede disimular su odio a España y al catolicismo, a trancas y a barrancas, no puede evitar el reconocimiento del fuerte de Santa Teresa de Mosé, donde hasta el peor rey que haya tenido España, Carlos II, puede apuntarse la gloria de haber otorgado la carta de libertad a los esclavos negros, el principal producto de la colonización inglesa. Y cuando los españoles abandonaron Florida, muchos de esos negros liberados huyeron a la española Cuba, en busca del refugio del Rey de España. Todo como herencia de Isabel la Católica, el mejor rey de toda la historia de España, para quien los aborígenes eran, ante todo, hijos de Dios, sujetos de evangelización, no de dominación.

Porque esta es la diferencia entre la colonización española y la anglosajona, entre la colonización católica de Isabel de Castilla y la protestante de Inglaterra, Holanda, etc. Los españoles nos dimos al mestizaje, creamos la raza hispana. No existe la raza anglo-india o anglo norteamericana: los calvinistas consideraron que aborígenes y negros traídos del continente africano eran miserables porque a ellos estaban predestinados a la explotación y a la eliminación. Pero sí existe la raza hispana.

Y lo que le ocurre a la Monarquía española actual, institución, ciertamente, en crisis, es algo parecido. Está volcada hacia dentro, a la defensiva. Ejemplo, en lugar de volcarse en el apoyo a Filipinas, otra antigua colonia española, azotada por el tifón Yolanda, aquí la monarquía borbónica sigue pendiente del caso Nóos, con una nueva y patética entrevista del jefe de la Casa Real, Spottorno, a RTVE. Si el caso Urdangarín es "un martirio" para la Casa Real es porque la Familia Real, únicamente preocupada por su supervivencia, se lo ha buscado. Pretender ahora la conmiseración de los españoles por las andanzas de Urdangarín no es la mejor estrategia para la Zarzuela.

Y así, Pedro J. Ramírez vuelve a la carga una vez más, en busca de la abdicación del Rey Juan Carlos. Crece el apoyo al Príncipe, asegura El Mundo en otras de sus encuestas teledirigidas. Pues estamos perdidos. De un Rey condescendiente a un Príncipe progre, va el mismo camino que de la Reina Sofía a la princesa Letizia. Y con este parangón no se precisan más explicaciones. La abdicación de Juan Carlos I en Felipe VI no soluciona el problema, lo agrava. Insisto, el Rey es un cristiano que ha sido un poco golfo; el Príncipe, al igual que su esposa doña Letizia, son dos progres. Y, como todo progresismo, alberga tendencias autodestructivas. Es el Rey quien debe cambiar el rumbo de la Monarquía española y hacer pedagogía con su sucesor en el Trono, que buena falta le hace. Dedique a ello los años que le quedan de vida, Majestad.

Por eso surge el problema secesionista catalán. Lo que mantenía unida a España eran sus esencias cristianas comunes a todas las regiones y a todo un pueblo y porque la monarquía actuaba con liderazgo: proponía a los españoles nuevas metas. Ahora sólo pide que los españoles la soporten el mayor tiempo posible.

De hecho, las dos competencias del Rey en la España democrática son la unidad del país y el Ejército, no como elemento represor, sino como modelo de esa unidad. Pues bien, el Rey de España cumple 76 años este domingo, en víspera de la Pascua Militar -festividad de los Reyes Magos- y el Ejército español, lejos de servir para ideales nobles, ha sido convertido por los ministros de defensa de la Corona, ahora Pedro Morenés, en una empresa de armamento. Por cierto, una mala empresa de armamento. El Ejército español está desaparecido, no precisamente en combate.

SM el Rey Juan Carlos no tiene que superar el caso Nóos. Lo que tiene que hacer es recuperar el espíritu del Fuerte Mosé. Entonces, cuando proponga a los españoles ideales basados en la esencia de España, el cristianismo, volverá a suscitar el entusiasmo, no por ser monárquicos, sino por ser españoles, que es otra cosa.

Porque nadie da la vida por intereses políticos o económicos, sino por sus propios ideales, por aquellos ideales que le permiten trascenderse a sí mismo. En plata, por los ideales que le dicta su conciencia.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com