El pasado martes 27, el gobierno catalán decidió otorgar la medalla de oro al comunista miembro del PSUC, Gregorio López Raimundo. La Generalidad de Cataluña quiere manifestar el máximo reconocimiento a su larga y meritoria trayectoria política como luchador antifranquista, señala en el preámbulo del decreto de medallas que continúa detallando el curriculum de este luchador por las libertades que merece el reconocimiento de Maragall:

Gregorio López Raimundo ha sido durante muchos años el más destacado dirigente del Partit Socialista Unificat de Catalunya, el PSUC, uno de los partidos nacionales catalanes de mayor protagonismo en la lucha por las libertades durante la dictadura del general Franco y en los años iniciales de la construcción del nuevo marco democrático y autonómico catalán.

Muchas son las razones que avalan este reconocimiento. En primer lugar, Gregorio López Raimundo representa a los miles y miles de trabajadores que, venidos a Cataluña a lo largo del siglo XX en busca de trabajo, se arraigaron profundamente en nuestro país. Nacido en Tauste, en Aragón, en 1914, de joven se trasladó a Cataluña con su familia y muy pronto se incorporó a la vida social, sindical y política del país de acogida. Y en segundo lugar, y sobre todo, porque Gregorio López Raimundo ha empleado buena parte de su vida en la lucha por la democracia, la autonomía y la transformación social de nuestro país. Su compromiso político se inició durante la Guerra Civil, de 1936-1939, como militante de las Juventudes Socialistas Unificadas, como combatiente en el frente y como activista en la retaguardia, en defensa de la legalidad republicana.

En 1939 fue uno de los miles y miles de exiliados y tuvo que vivir desplazado, como refugiado político, en Francia, México y Colombia. Coherente con su compromiso político, tuvo el coraje de decir no al franquismo y de proclamar que había que resistir y luchar contra la dictadura. Por eso, en el año 1947, tomó la arriesgada opción de volver a Cataluña y actuar en la clandestinidad como responsable de la organización del interior del PSUC. Cuatro años después, en 1951, fue detenido y torturado por la policía franquista. Gracias a una amplia campaña de solidaridad de alcance internacional se consiguió evitar que fuera condenado a muerte en el consejo de guerra al cual fue sometido.

Beneficiado por un indulto, fue expulsado del país en 1954 y reemprendió la vida de exiliado en Francia. Desde principios del 1960 retornó a la vida clandestina y desde entonces, y hasta finales de octubre de 1976, realizó largas y regulares estancias en Cataluña donde vivía escondido, con un nombre falso y en diferentes domicilios. Esta voluntad de no dejar nunca de luchar y de no perder nunca la esperanza condicionó profundamente su vida personal y familiar. A veces tuvo que pasar más de un año sin ver a los suyos y esto lo llevó a vivir un amor clandestino mientras forzaba a su compañera a ser mujer de preso. Así, desde 1939 hasta 1976, Gregorio López Raimundo ha vivido 20 años en la clandestinidad, 14 en el exilio y 3 en prisión. Pese a esta difícil y excepcional itinerario personal, su talante ha sido siempre sereno y cordial, con bondad, con los cabellos blancos y la bondad en la cara, como lo describe Raimon en su canción T'he conegut sempre igual, que le dedicó en 1973.

En 1965 fue elegido secretario general del PSUC y en 1977 ocupó su presidencia. Con la democracia, ha sido elegido diputado por Barcelona en las elecciones generales de 1977, 1979 y 1982. A lo largo de esta dilatada e intensa vida, de casi sesenta años de militancia comunista, la actuación de Gregorio López Raimundo se ha caracterizado por su coherencia y por su tenacidad. Siempre se ha manifestado orgulloso de que el PSUC no naciera de una escisión, sino de una fusión de cuatro partidos revolucionarios catalanes. Siempre ha destacado que su partido fue la organización pionera en proponer la superación de la Guerra Civil. En efecto, en 1956, la política de reconciliación nacional planteada por el PSUC abrió nuevas perspectivas y posibilidades en la lucha antifranquista.

Durante muchos años, con trabajo y perseverancia, Gregorio López Raimundo, desde la dirección del PSUC, impulsa una política que, con sus aciertos y errores, quería defender la causa de los trabajadores, de las clases populares, de la democracia y de la autonomía catalana. Y lo hacía con el convencimiento de que actuaba en el sentido de la historia y que su lucha finalmente conseguiría un mundo mejor y más justo.

Hoy no es posible referirse a la construcción de una Cataluña democrática y autónoma sin destacar el relevante papel desarrollado por miles de militantes del PSUC. Y tampoco sin recordar su tarea fundamental en la consecución de una Cataluña nacionalmente abierta y socialmente progresista. Y sin mencionar que, desde la dirección del PSUC, el aragonés Gregorio López Raimundo siempre insistió que todos los catalanes, fuera el que fuera su lugar de nacimiento, eran, y son, ciudadanos de un solo pueblo.

Este acto de la Generalidad de Cataluña de reconocimiento a Gregorio López Raimundo quiere ser un homenaje a todos los militantes antifranquistas de la clandestinidad. A los libertarios, a los socialistas, a los republicanos, a los nacionalistas. Porque es pertinente recordar que Gregorio López Raimundo es uno de los casi 40.000 catalanes, hoy todavía vivos, que sufrieron la represión franquista desde 1939.

El día 23 de febrero de 2004 la Universidad Politécnica de Cataluña nombró a Gregorio López Raimundo, junto con Maria Salvo y Agustí de Semir, doctores honoris causa por su participación en la lucha antifranquista y por su contribución a que el advenimiento de la democracia fuera irreversible. Ahora, la Generalidad de Cataluña, con esta distinción, quiere remarcar que se siente orgullosa de tener entre los ciudadanos más ilustres del país a Gregorio López Raimundo, tenaz luchador por las libertades y por el progreso social

Atentos, porque estos son los modelos. Agárrense, que vienen curvas.