O el mal peor: Alfonso Osorio le para los pies a Mayor Oreja en el Congreso Católicos y Vida Pública. La derecha pagana del PP se da de bruces contra los valores no negociables de Benedicto XVI. Y es que el mal menor no sólo está matando niños inocentes sino también conciencia adultas

Como siempre, los medios tradicionales prensa, radio y TV- se han atenido a lo políticamente correcto y han pasado de puntillas sobre el rifirrafe habido entre el retirado político del Partido Popular, Alfonso Osorio, quién llegara a vicepresidente del Gobierno, y el eurodiputado y ex ministro de Aznar, Jaime Mayor Oreja. Sólo la cadena COPE, y me alegro por ello y, naturalmente, la prensa electrónica independiente de los grandes multimedia, le han dedicado la atención debida.

En esencia, mientras Mayor disculpaba a Aznar por su vergonzosa actitud tancredista frente al aborto, mantenida durante ocho años de mandato, cuatro con mayoría absoluta, Osorio se le plantó. Aducía el eurodiputado, que todavía cobra de la política, que no había consenso social para derogar la ley del aborto de 1985.

Osorio, también en síntesis, le corto: un católico no necesita conciencia social para defender sus principios.

En resumen, El ex ministro del Interior hablaba de mal menor, el argumento favorito de la derecha pagana, mientras Osorio enarbolaba los valores no negociables de Benedicto XVI (vida, familia, libertad de enseñanza y bien común) en su calidad de eso mismo: de no negociables.

Lo que le ocurrió a Aznar, como a otros muchos, es que no quería comprometer su estancia en Moncloa entrando a defender a los niños no nacidos, inocentes e indefensos pero que no forman parte del censo electoral.

Y es que la teoría del mal menor no sólo está matando niños no nacidos sino conciencias adultas, de muchos españoles que se preguntan a quién votar. No pueden votar al PSOE, ciertamente, pero tampoco al PP, connivente genial adjetivo del nuevo obispo de Guipúzcoa, José Ignacio Munilla- de la gran matanza del siglo XXI.

Al PP se le acaba el chollo del mal menor, el chollo del voto católico, porque su incoherencia ya resulta demasiado basta, demasiado grosera. Por el momento, se aprovecha de que no hay una fuerza política que defienda esos principios no negociables, ni un puñado de valientes en el PP dispuestos a hacer frente al marianismo, es decir, a esa vulgaridad política cada día más presente: la precitada derecha pagana. Pero cuidado, el electorado es un oso dormido pero, de vez en cuando, despierta. Y mucho ojo, porque la jerarquía puede hacer de despertador. Indito, con un nuevo partido o con una corriente interna dentro del PP.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com