Prosigue el juicio en el Tribunal Supremo a los doce líderes independentistas por el 'procés'. Ayer fue el turno de testigos como Mariano Rajoy o Soraya Sáenz de Santamaría. El expresidente del Gobierno ha insistido en que en el Govern eran "plenamente conscientes" de que no iba a autorizar un referéndum "para liquidar la soberanía nacional ni la unidad de España" saltándose la ley porque se lo había dicho "con meridiana claridad", pero que a pesar de ello siguieron adelante en su propósito de declarar la independencia unilateralmente. Rajoy ha defendido la aplicación del artículo "excepcional" del 155 ante la "situación excepcional" y de "acoso" que se estaba viviendo en Cataluña.
Mientras que la exvicepresidenta del Gobierno ha sostenido ante el Supremo que en la concentración ante la Consellería de Economía el 20 de septiembre de 2017 hubo "acciones violentas" y que Cataluña vivió esas semanas un "clima de acoso masivo y generalizado" a alcaldes no independentistas y a agentes de Policía Nacional y Guardia Civil.
Nadia Calviño (SER): “Somos un Gobierno constitucionalista, hemos hecho todo lo posible por hablar hasta el límite, hasta tener que convocar elecciones"
En la SER, la ministra de Economía, Nadia Calviño, ha dicho: "Somos un Gobierno constitucionalista, hemos hecho todo lo posible por hablar hasta el límite, hasta tener que convocar elecciones". "Sabíamos que iba a ser una legislatura corta, pero yo estoy satisfecha con el balance, con todo lo que hemos hecho". "El diagnóstico de la Comisión Europea no me sorprendió nada, se corresponde punto por punto con nuestra agenda del cambio". "Estoy convencida [de que seguiremos], confío en que los españoles sabrán valorarlo y estoy comprometida con el presidente y con España".
Carlos Alsina (Onda Cero): “Rajoy ha ofrecido la declaración más coherente y más sólida de cuantas se han escuchado en el Supremo”
En Onda Cero, Carlos Alsina comentaba: “La presencia de Rajoy en este juicio la pidieron Vox y dos de los abogados defensores. Vox, a juzgar por el interrogatorio de ayer, sólo buscaba la confirmación de su tesis como acusación: que hubo intento de romper la unidad de España por parte del gobierno de Cataluña. Las defensas de Rull, Turull y Jordi Sánchez se entiende que pretendían convencer al tribunal de que no está probado que sus defendidos delinquieran. Pero si ese es el objetivo de los abogados, con el testimonio de Rajoy (por más que le intentaran buscar las vueltas) no parece que hayan avanzado.
Aquellos que esperaban ver en grandes apuros al expresidente del gobierno habrán quedado defraudados. Aquellos que aguardaban revelaciones, datos no conocidos, en su testimonio se sentirán decepcionados. Y aquellos que esperaban que los abogados defensores de Jordi Sánchez, Rull y Turull le sacaran a Rajoy algo que hasta hoy nunca hubiera dicho ya habrán visto que el empeño quedó frustrado.
A la manera mariana, con ese punto de desgana, de displicencia, tan propio del personaje, Rajoy ha ofrecido la declaración más coherente y más sólida de cuantas se han escuchado en el Supremo. Porque en todo momento tuvo presente cuál es el fondo del asunto que aquí se juzga. Y porque estuvo más explícito ayer que en sus seis años de gobierno”.
Ruben Amón (Onda Cero): “¿Tenéis la impresión de que la encerrona a la que se exponía en el Supremo se convirtió finalmente en un homenaje a sí mismo?”
En Onda Cero, Ruben Amón se preguntaba: “¿Tenéis la impresión de que la encerrona a la que se exponía en el Supremo se convirtió finalmente en un homenaje a sí mismo y en un inventario de su audacia política? No le sobra glamour al juicio. Y le sobra el mobiliario viejuno que se utilizó para alojar a los testigos. ¿Pero no os pareció entrañable la conversación de despedida entre el juez Marchena y Rajoy? Había preparado el terreno Soraya Sáenz de Santamaría. Y lo hizo apoyando las tesis de la Fiscalía sobre a violencia. ¿Era necesario que la ex vicepresidenta se relamiera de su propia repelencia, sobrentendiendo que no iban a pillarla? ¿Qué le ha pasado a la política española para que los abogados de Vox terminen preguntando a los diputados de la CUP? ¿No es maravilloso que Pilar Rahola presumiera en Rac1 de haber visto El acorazado Pontemkin en ruso? ¿No os da la impresión de que Pedro Sánchez quiere hacer más cosas en 8 días que en 8 meses? ¿No os pareció injusta, desmesurada, hiperbólica, la goleada del Barça al Madrid? Cómo me gusta ser solidario con el Madrid en estas circunstancias”.
Pepa Bueno (SER): “Era efectivamente inconcebible que unos políticos que representaban al Estado en Cataluña aprobaran unilateralmente leyes de ruptura y organizaran por las bravas un referéndum suspendido por el Constitucional”
En la SER, Pepa Bueno opinaba: “¡Eso es!”, exclama el magistrado Marchena cuando consigue arrancarle a Rajoy el nombre de Iñigo Urkullu, como uno de los mediadores en la crisis catalana. Le costaba a Rajoy usar la palabra dada la histeria política electoral que ahora mismo sus compañeros de partido han creado en España con respecto a esa palabra.
Urkullu declara hoy. El Lendakari fue de las muchas personas, que intentó que Puigdemont convocara elecciones en vez de declarar la independencia y que Rajoy no tuviera por tanto que aplicar el 155. Y que, cuando todos los puentes estaban rotos aquel otoño, hablaron con unos y con otros.
Si algo quedó claro ayer en ese Tribunal, si algo está quedando claro en todo el juicio -al margen de las consecuencias procesales que eso solo lo sabe el tribunal- es que aquel otoño y en los meses precedentes nos enfrentamos todos -gobierno, oposición, ciudadanía- a una situación inédita, tan insospechada e inconcebible que se dieron muchos palos de ciego.
Porque era efectivamente inconcebible que unos políticos que representaban al Estado en Cataluña aprobaran unilateralmente leyes de ruptura y organizaran por las bravas un referéndum suspendido por el Constitucional. Pero ocurrió, y dos meses después en las elecciones catalanas vimos una Cataluña rota por la mitad. Ojalá cuando pase el juicio y se hayan celebrado todas las elecciones podamos poner sobre la mesa lo que todos hemos aprendido”.
Xavier Vidal Folch (SER): “Lo que para uno era acoso, es decir, amenaza, presión indebida, hostigamiento; para la otra era algo más: un acoso violento”
En la SER, Xavier Vidal Folch destacaba: “Dijo Soraya: “Yo sé lo que es un escrache. Y lo que sucedió en Cataluña no era un escrache. Era un acoso violento”. Hablaba ayer, tanto la exvicepresidenta como la abogada del Estado, acostumbrada a calificar hechos.
Dijo Mariano: “Era una situación excepcional que se concentren miles de personas delante de la consejería donde actúan funcionarios según las órdenes de un juez”. “Es un acoso”, concluyó. Hablaba ayer, tanto el presidente del Gobierno como el registrador de la propiedad, habituado a tomar sobriamente nota de los datos del expediente.
Así que aunque sus dos argumentarios compartían marca, cada uno le imprimió su matiz personal. Lo que para uno era acoso, es decir, amenaza, presión indebida, hostigamiento; para la otra era algo más: un acoso violento.
Ambos polos perimetran el campo en el que jugarán los magistrados. Se cometió una ilegalidad grave, cosa de la que poca gente sensata duda. Pero si hubo violencia, o más exactamente, la violencia necesaria y suficiente para considerarla algo más grave que desórdenes públicos/obstrucción a la justicia/y desobediencia; si bastó o no para encajarla en el tipo delictivo de rebelión, eso es lo que deberán concluir los jueces”.
José María Izquierdo (SER): “Ninguno de todos los políticos presentes en la Sala, incluidos por supuesto los procesados, ha sabido cumplir con la labor para la que resultaron elegidos y por la que cobraron sueldos razonables”
En la SER, José María Izquierdo opinaba: “Seguro que la repetida imagen de ayer, una colección de grandes nombres de la política nacional como testigos en un juicio ante el Tribunal Supremo, será considerada por muchos como un signo del alto grado de calidad de nuestra democracia, todo un homenaje a Montesquieu. No opina así este Ojo, aterrado ante la incompetencia de tanto y tanto altísimo cargo, hasta un presidente, una vicepresidenta y un ministro de Hacienda, que no se sabe cuál de ellos ha gozado en su vida pública de más poder. Y decimos incompetencia, úsese también torpeza o ineptitud, porque ninguno de todos los políticos presentes en la Sala, incluidos por supuesto los procesados, ha sabido cumplir con la labor para la que resultaron elegidos y por la que cobraron sueldos razonables.
Es obvio que se les pedía resolver problemas, y aún había mayor exigencia para los más difíciles, que para los fáciles ya sirven los técnicos. Y todos, uno tras otro, fracasaron estrepitosamente. Fallaron los altos cargos de la Generalitat, culminada su interminable serie de errores con una estrambótica declaración de no se sabe qué república, y falló en pleno el Gobierno del PP, con su presidente en el sillón de mando, posición de don Tancredo, la preferida de Rajoy, que ayer, una vez más, nos mostró cuánto le harta la política y lo inútiles que son los demás. ¡Qué fastidio!”.