Missão Paz, un proyecto por la regularización y la inserción laboral de los inmigrantes en São Paulo
El tema de la inmigración no sólo afecta a España, Italia o Grecia, entre otros países, y por consiguiente, a la Unión Europea (UE), sino a otros muchos Estados del mundo. Por ejemplo, a Indonesia, Malasia y Tailandia en la zona del Pacífico, así como a los EEUU y a Brasil, en el continente americano, entre otros. Y es que la búsqueda de un futuro mejor del que tienen lleva a miles de personas a abandonar sus países de origen, una dramática situación de la que, en demasiadas ocasiones, las mafias sacan provecho. Pero a veces la realidad con la que se encuentran los inmigrantes en los países a los que llegan no se corresponde en nada con la que habían imaginado. Por ello, cobran vital importancia organizaciones no gubernamentales (ONGs) y también otras organizaciones sin ánimo de lucro, algunas de ellas vinculadas a la Iglesia, que se encargan de: ayudar, acoger e integrar a los inmigrantes. Una mano tendida que en ocasiones, va mucho más allá e intenta que los inmigrantes consigan un puesto de trabajo. Tal es el caso de la labor que realiza Missão Paz en la ciudad de São Paulo (Brasil). Esta organización es atendida por la Congregación Scalabriniana, perteneciente a la Iglesia Católica. Ese es el nombre con el que se conoce popularmente a la Congregación de los Misioneros de San Carlos Borromeo, fundada en 1887 por el beato monseñor Juan Bautista Scalabrini, que se dedica a ayudar a inmigrantes y a refugiados políticos, y está presente en 30 países. Missão Paz tiene sus orígenes en los años 30 del siglo XX, debido a la inmigración italiana, según cuenta el padre Paolo Parise, director del Centro de Estudios Migratorios y uno de los líderes de Missão Paz. Más tarde, llegó la inmigración procedente de Vietnam, de Corea, del continente africano, de otros países de Hispanoamérica, etc. La labor de Missão Paz es "acoger con satisfacción migrantes, inmigrantes y refugiados, comprendiendo sus historias, respetando su identidad y celebrando con alegría la interculturalidad presente en la reunión en la diversidad", tal y como se puede leer en su página web. Una tarea en la que, junto a los religiosos scalabrinianos, trabajan 32 empleados, 15 pasantes y 52 voluntarios. Además cuentan con donaciones y con la ayuda de algunas empresas, entre ellas, la española Inditex. Cabe destacar que Missão Paz está actualmente formada por diversos entes. La Casa do Migrante se encarga del alojamiento, pues cuenta con 110 vacantes diarias; la alimentación y el acompañamiento personalizado (asistencia social y psicológica) de los inmigrantes. Por su parte, el Centro Pastoral e de Mediação dos Migrantes trabaja en base a cinco ejes: documentación y tema jurídico, trabajo (contrataciones), educación (incluida la enseñanza del portugués), salud y familia. Mientras, el Centro de Estudios Migratorios realiza diversos estudios y seminarios, como el I Simposio Internacional sobre Religión y Migración, celebrado la semana pasada en São Paulo. También está involucrada en el proyecto la Iglesia de Nuestra Señora de la Paz. Brasil es un importante destino de inmigración, pues recibe a miles de personas que abandonan sus países debido a desastres naturales (como en el caso de los procedentes de Haití, tras el terremoto sucedido en 2010) o bien por convulsiones sociales (Oriente Medio o África) o por ser víctimas de explotación en sus países de origen. En concreto, en el año 2013, Missão Paz atendió a 4.487 inmigrantes; el año pasado, a 7.068 y en lo que va de 2015, a 1.627. Cifras que se incrementan cada año. Conviene destacar a los inmigrantes africanos, pues en el año 2000 fueron regularizados 1.054 y en 2012, 31.866, es decir, el número creció más de 30 veces, según la Policía Federal brasileña. Dicho colectivo supuso el 9,7% (687) de los inmigrantes acog idos por Missão Paz en 2014 y en lo que va de este año ya representan el 13,06% (213) del total. También hay que hacer una mención especial a los haitianos, pues desde el terremoto que tuvo lugar en su país en 2010 hasta 2014 unas 39.000 personas han protagonizado la ola de inmigración hacia Brasil. En concreto, entran por el Estado de Acre, situado al oeste, procedentes de República Dominicana, Panamá, Ecuador y Perú, entre otros países. También el número de inmigrantes acogidos por Missão Paz ha crecido notablemente en los últimos años: 744 en el año 2012, 2.272 (2013), 4.642 (2014) y cerca de 1.200 hasta marzo de este año. El padre Paolo Parise señala que trabajar con inmigrantes "es desafiante porque Brasil tiene una política de inmigración frágil, pues aún falta consistencia y planificación de la misma". Precisamente, para intentar solucionar este problema, hay un Proyecto de Ley del Senado (PLS) sobre la Ley de Migración, que sustituirá al Estatuto del Extranjero de 1980, el cual se ha quedado algo anticuado. Entre otras cosas, el Senado incorpora en dicho texto una visión humanista de la inmigración, desde la perspectiva del acogimiento, ya que se debe entender que los inmigrantes pueden contribuir a la economía brasileña. También incluye la universalidad e indivisibilidad de los Derechos Humanos, rechaza la xenofobia, no criminaliza a la inmigración, combate la trata de personas y regula el tema del asilo. En este sentido, también se han producido otros avances, como los esfuerzos conjuntos para la expedición de los permisos de trabajo, pues el Ministerio de dicho ramo ha autorizado a los municipios a expedirlos. Además se han abierto nuevas casas de acogida. Pasos hacia delante que también son resultado de la presión realizada por las entidades de la sociedad civil. Pero al mismo tiempo, aún quedan desafíos a los que hacer frente: pasar de una política reactiva a una proactiva, coordinarse todo el continente para frenar la acción de los coyotes (mafias) y el hecho de que los refugiados e inmigrantes a veces sean vistos como una amenaza en cuatro niveles -trabajo, violencia, enfermedades y cultura-. Sin embargo, el padre Paolo Parise afirma que "es gratificante poder ayudar a los inmigrantes eficazmente". No hay duda de que Missão Paz lo hace y presta especial atención a conseguirles un puesto de trabajo. De hecho, en el año 2012 logró 452 contrataciones y desde entonces la cifra ha ido en aumento: 1.203 contrataciones (2013), 816 empleadores y 2.739 contrataciones (2014). En cuanto a lo que va de 2015, los números ya son bastante buenos: 301 empleadores y 776 contrataciones. Pero su misión no acaba cuando estas personas encuentran un empleo, ya que los trabajadores sociales visitan las empresas y comprueban in situ si la situación se corresponde a lo acordado: el año pasado realizaron un total de 137 visitas. "Es nuestro compromiso moral", subraya el padre Parise. Missão Paz a través de sus distintos servicios (social, psicológico, salud, jurídico, trabajo, etc.) realizó 7.038 atenciones individuales en 2014, de las cuales, los haitianos fueron el colectivo con mayor cantidad, con un total de 4.419. Respecto a las atenciones a colectivos, hizo 19.244, siendo las de los bolivianos (9.595) las más numerosas. Entre los inmigrantes a los que acoge, además de los ya mencionados, hay: peruanos, sirios, congoleños, paraguayos, colombianos, brasileños, chilenos, italianos, malienses o mexicanos, entre otros. Todos ellos son el objetivo de una hermosa tarea, en la que se les ayuda a regularizar su situación y se les tiende la mano para lograr ese futuro mejor que soñaban desde sus países de origen. Cristina Martín cristina@hispanidad.com