La historia reciente de la política estadounidense refleja que nunca un presidente en ejercicio ha sido cuestionado, dentro de su partido, como candidato a la reelección. Todos los presidentes más recientes, a saber, Trump, Obama, Clinton, Bush padre, Bush hijo, fueron candidatos a la reelección, sin oposición alguna por el partido. Sin embargo, el caso de Biden parece ser distinto. Su elevada edad, dado que llegaría a las elecciones presidenciales de 2024 con 82 años, su aparente deterioro cognoscitivo y sus pésimos datos de valoración cuestionan su futuro como candidato de su partido a la reelección.

Biden fue un instrumento útil para la progresía mediática para alcanzar la Casa Blanca en 2020, al cual le dibujaron un perfil de estadista, líder moderado y con experiencia. Sin embargo, tras poco más de un año en el poder, Biden se ha convertido en un lastre para su partido y el progresismo nunca es agradecido.

El mejor ejemplo lo tenemos en las elecciones de noviembre, donde se renueva la totalidad del Congreso y un tercio del Senado, y donde los demócratas están en riesgo de perder el control de ambas cámaras. Tal es el riesgo para los progresistas, que los senadores demócratas que afrontan la reelección en Estados clave como Georgia, Arizona, Nueva Hampshire o Nevada, no quieren que el presidente Biden participe en sus actos de campaña.

Michelle Obama tendrá 60 años para la fecha de las próximas presidenciales, y Barack piensa que ya es su turno

Y no es para menos, la popularidad de Biden sigue en mínimos. Los últimos sondeos reflejan que la desaprobación de Biden supera el 55%. Una desaprobación que es especialmente alta en materia económica, por cuanto apenas un 35% de los votantes aprueba su gestión, por un 60% que la rechaza.  

Y más problemas de Biden, la influencia de China en la Casa Blanca está generando escándalo en la opinión pública. Según un sondeo de Trafalgar, casi dos tercios de los estadounidenses creen que Biden está claramente comprometido por sus lazos y los de su familia con el régimen comunista chino. Y, ciertamente los americanos tienen razones para pensar así, como ya contó Hispanidad, Biden ha eliminado el programa de la Administración Trump para luchar contra el espionaje chino en EEUU y, como denunció el diario New York Post, Joe Biden y su hijo Hunter presuntamente recibieron comisiones por su intermediación a favor de las autoridades chinas, particularmente a favor de la compañía energética china CEFC China Energy Co.

Eso sí, Biden sigue creyendo en sí mismo y considera que es el único candidato demócrata que puede ganar a Trump en 2024. Quizás Joe no debería estar tan seguro de ello, porque tras solo un año en la Casa Blanca, el expresidente Trump ya es más popular que él.

Barack Obama nunca ha respetado a Joe Biden

Y es más, según el periódico The Hill, citando fuentes cercanas a la Casa Blanca, Biden habría confirmado a su antiguo jefe de filas, el expresidente Barack Obama, su intención de presentarse a la reelección.

Todo ello a pesar de que el 44% de los demócratas, considera que el partido tendría más opciones de retener la Casa Blanca, si hubiera otro candidato distinto que Biden. Algunos van más allá, y no solo consideran que Biden no será candidato, sino que ni siquiera completará su primer mandato, uno de cada cinco americanos lo piensa.

El gran problema demócrata para aplicar el ”plan renove” a Biden es la ausencia de banquillo para sustituirle. En gran parte, porque el sucesor natural de Biden, que sería la vicepresidenta, Kamala Harris, tiene unos datos de popularidad todavía peores que su jefe de filas, y en todos los momentos en que se le ha otorgado mayor responsabilidad como en la crisis en la frontera entre EEUU y México, el resultado ha sido nefasto.

El presentador estrella de Fox News, Tucker Carlson, ha bromeado sobre las posibilidades de Biden señalando que “una campaña para la reelección de Biden es demasiado absurdo incluso para los demócratas, los medios de comunicación le han dado la espalda”. También ha ironizado sobre la supuesta relación de confianza entre Obama y Biden, habiéndole este último confesado su voluntad de presentarse a la reelección, recordando que “Obama nunca ocultó que ni le gusta ni respeta a Joe Biden. Obama consideraba que Biden era un incompetente y un viejo blanco molesto, y ya lo pensaba hace diez años cuando era su vicepresidente. O sea, que imaginen qué pensará ahora ante la perspectiva de que Biden pueda permanecer hasta los 86 años en la Casa Blanca. Ojo, y si la opción Kamala no funcionara por la propia falta de tirón de la vicepresidenta, Carlson recuerda cuál ha sido siempre la voluntad del expresidente Barack Obama: “Por contraste, su esposa Michelle tendrá 60 años para la fecha de las próximas presidenciales, y Barack piensa que ya es su turno”. Carlson ha seguido recordando el desprecio de Obama a Biden, afirmando que “Obama sigue refiriéndose a Biden como el vicepresidente”.

Sea o no Biden el candidato demócrata a la reelección, la progresía mediática comienza a abandonarle a su suerte.