A menos de diez días para las elecciones presidenciales, ha tenido lugar el último debate entre los candidatos Donald Trump y Joe Biden. El encuentro se celebró en la ciudad de Nashville y fue moderado por la periodista Kristen Welker de la NBC.

El debate tuvo un contenido mucho más ideológico que el anterior y ambos candidatos mostraron que sus programas son claramente opuestos en todas las materias.

En materia energética, Joe Biden por fin se quitó la careta y, tras haberlo negado en varias ocasiones durante la campaña, afirmó que su propósito era acabar con los combustibles fósiles y con las técnicas de fracking. Trump agradeció al demócrata que por fin desvelase su objetivo, acabar con el fracking y el petróleo, e interpeló directamente a los ciudadanos de los Estados clave de Texas, Pensilvania y Ohio, afirmando que su modelo productivo se verá destruido con la reforma energética de Biden. Aunque no podemos dejar de recordar, cómo la vicepresidenta del candidato demócrata negó estas intenciones, ¿Mintiendo en campaña Kamala?

Biden confesó que su propósito es acabar con los combustibles fósiles y con la fractura hidráulica

Uno de los momentos de mayor tensión se produjo cuando los candidatos debatieron acerca de inmigración. El presidente Trump defendió un sistema de inmigración regulado y controlado y afirmó que su intención era acabar con las mafias de tráfico de personas. Biden, por su parte, afirmó que debe impedirse la separación de las familias y denunció las deleznables prácticas de llegar a enjaular a inmigrantes ilegales, algunos incluso menores. Al realizar esta afirmación, Trump interpeló directamente a Biden y le preguntó, ¿Quién construyó esas jaulas, Joe? El demócrata usó su técnica más habitual: no contestar. ¿Y por qué no contestó? Porque dichas jaulas inhumanas fueron construidas e introducidas en el año 2014, es decir, siendo presidente Barack Obama y vicepresidente Joe Biden. Esta cuestión ha sido uno de los mayores ejercicios de hipocresía por parte de los demócratas, dado que conviene recordar que este mismo año, la exprimera dama Michelle Obama acusó a Trump de construir estas jaulas, y fue la propia agencia de noticias Associated Press, quien desmintió a la señora Obama y recordó que dichas jaulas fueron construidas durante la presidencia de su esposo, Barack Obama. ¿Qué será lo siguiente? Apostamos por negar la mayor: las jaulas nunca existieron.

Obama cages

Biden, acorralado: a la extorsión al gobierno ucraniano se suma el cobro de comisiones ilegales de China

Pero sin duda, el gran momento del debate se produjo cuando el presidente Trump sacó a relucir el escándalo de los negocios ilegales de los Biden en China y las acusaciones de extorsión al gobierno ucraniano. Biden defendió con uñas y dientes a su hijo y afirmó que nunca ha cobrado un penique de una nación extranjera. Sin embargo, las explicaciones del exvicepresidente resultaron poco convincentes ya que no pudo desvirtuar las acusaciones que se ciernen sobre él y su familia, contestando con frases genéricas tales como “Ninguna conducta fue falta de ética”. Si apelamos a la ética, quizás Joe Biden tenga una ética y moral diferentes, donde la extorsión y el tráfico de influencias son conductas apropiadas.

Mientras tanto, se estrecha el cerco sobre las actividades ilícitas del clan Biden. Si con anterioridad, informábamos de la extorsión de Joe Biden al gobierno de Ucrania para favorecer a su hijo Hunter, ahora el foco se centra en sus actividades en China

Así, el diario New York Post ha publicado un correo electrónico del día 13 de mayo de 2017, que Hunter Biden remitía a diversos ejecutivos de la compañía energética china, CEFC China Energy Co, con el título “paquete de remuneraciones”. En el mismo se detallaba con nombres en clave una serie de personas que recibirían comisiones por su intermediación a favor de las autoridades chinas. Así, aparecen los nombres H (¿Quizás H de Hunter Biden?) y sobre todo más relevante el de “Big Guy” (“el pez gordo”). Podríamos especular diciendo que con Pez Gordo se refería al mismísimo Joe Biden pero no, no nos hace falta suponer, ya que es uno de los socios de Hunter el que lo confirma. Tony Bobulinski ha señalado que Big Guy es la forma con que Hunter se refiere a su padre en el ámbito familiar (el ingenio de esta familia no conoce límites). Bobulinski confirmó que Joe Biden, además de tener conocimiento de los negocios de su hijo, era el principal impulsor de los mismos, habiendo recibido comisiones millonarias por ello. Así, manifestó que cuenta con pruebas consistentes en llamadas y mensajes telefónicos, que va a poner a disposición del FBI.

Ni la progresía mediática ha logrado ocultar los escándalos del Hunter Biden

Los demócratas y el propio Biden han negado estos hechos, utilizando su mantra favorito: ”Rusia está detrás de esta campaña contra los Biden”. Sin embargo, esta errática explicación ha sido corregida por el mismísimo Director Nacional de Inteligencia de Estados Unidos, John Ratcliffe, quien ha afirmado que “es falso que se trate de una campaña promovida por Rusiay que la comunidad de inteligencia está investigando los hechos. Sobre esto, como el propio Presidente Trump dijo en el debate, ¡Ya estamos otra vez con Rusia, debe estar de broma!

En el mismo sentido, se ha pronunciado el senador Ron Johnson, presidente del Comité de Seguridad Nacional del Senado, quien ha afirmado que estos vínculos de Joe Biden con el Partido Comunista Chino son una amenaza para la seguridad nacional. También ha afirmado que se encuentra sorprendido porque sean los propios medios de comunicación los que se nieguen a informar sobre los hechos.

Sin embargo, el castillo de naipes demócrata puede derrumbarse, porque inicialmente se acusó al diario New York Post, el cuarto de mayor circulación del país, de ser un “tabloide” que había inventado la investigación acerca del clan Biden. Pero es que ahora, también el diario Wall Street Journal, se ha hecho eco de la noticia y ha cuestionado la censura mediática acerca del que puede ser el mayor escándalo político en Estados Unidos desde el Watergate.

Veremos si Joe Biden acaba de inquilino de la Casa Blanca o de residente en una prisión federal.