Contábamos en Hispanidad que esta semana Yolandísima se iba de gira para extender el NOM. La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo viajaba a Buenos Aires para participar en un acto de apoyo a la vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner. Recuerden que la argentina fue condenada a 6 años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos por defraudación al Estado en la causa conocida como Vialidad, en la que se investigaron los contratos otorgados a empresarios cercanos a la administración kirchnerista.

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Tras conocerse el veredicto, Cristina ya dijo que era víctima de la "mafia judicial" y un aparato "paraestatal" que la castiga por defender los "derechos de la gente".

Yolandísima participó en una mesa de debate en la que también estaban el ex presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero y los ex presidentes Evo Morales (Bolivia), Rafael Correa (Ecuador), José Mujica (Uruguay) y Ernesto Samper (Colombia). Además, contaron con la presencia del presidente argentino, Alberto Fernández. Lo mejor de cada casa. La idea era mostrar su "solidaridad" con Cristina. Nuestra vicepresidenta aseguró que la argentina "Es una de las grandes referencias como política y mujer en el mundo".

La jornada fue convocada a instancia del Grupo de Puebla. Este laboratorio ideológico de la izquierda es el heredero del Foro de Sao Paulo. Hace tiempo ya referimos en Hispanidad su plan para Hispanoamérica: extender el comunismo, el aborto y la ideología de género. El Foro de Sao Paulo es una organización de partidos de izquierda nacida en 1990, impulsada por Lula da Silva y Fidel Castro, tras el fin del comunismo en Europa, debido a la caída del Muro de Berlín y al fracaso de la URSS.

En el encuentro y en un comunicado, Grupo de Puebla ha asegurado que "cuando se meten las manos en la Justicia se destruye la democracia". "Lo que está pasando con Cristina Fernández es un juicio político orquestado por la derecha con operadores de la justicia y medios de comunicación para sacarla del debate democrático"

En julio de 2019, surgió el Grupo de Puebla, un think tank que agrupa a representantes de la izquierda populista y radical y de la llamada ‘izquierda progresista’. Foro de Sao Paulo y Grupo de Puebla están llamados a extender los postulados del Nuevo Orden Mundial y a ser el brazo ejecutor de la Agenda Globalista en Iberoamérica, del que tiene que salir el argumentario de la izquierda de nuestro siglo.

En el encuentro y en un comunicado, Grupo de Puebla ha asegurado que "cuando se meten las manos en la Justicia se destruye la democracia". "Lo que está pasando con Cristina Fernández es un juicio político orquestado por la derecha con operadores de la justicia y medios de comunicación para sacarla del debate democrático".

El exjuez español condenado por prevaricación Baltasar Garzón, quien forma parte del Grupo de Puebla a través del Consejo Latinoamericano de Justicia y Democracia (CLAJUD), una institución acordada por el Grupo de Puebla en su reunión inicial de julio de 2019 para "combatir la utilización de la justicia como arma de guerra política", ha dedicado una carta donde afirma que, a su juicio, el caso de Cristina "ha sido un ajusticiamiento político". "El daño producido con este proceso a la democracia es apenas reparable", "Las campañas orquestadas (…) en su contra han hecho que el proceso en sí mismo sea injusto y tan lleno de irregularidades que es imposible encontrar en los anales de la historia procesal reciente un cúmulo más elevado de errores (…) o de ilícitos penales".

Añade que todo "ha estado ‘preordenado’ para acabar política y personalmente" con Kirchner: "¿Entonces qué se gana con una condena? Nada (…). ¿Y qué se pierde? Todo. Y, en especial, la propia credibilidad de la Justicia".

Y es, como dijimos en Hispanidad, Foro de Sao Paulo y Grupo de Puebla no se esconden, reconoce su propósito: teñir Hispanoamérica de rojo y si para ello hace falta ir contra la justicia, se va. 

El NOM necesita de líderes progresistas para consumar su propósito de multilateralidad, de gobierno global, tiránico y anticristiano, por tanto, si se condena a uno de los suyos "se pierde todo". El asunto es grave y se extiende por toda Iberoamérica: tras la teología de la liberación, llega a Hispanoamérica el marxismo de género e indigenista... que parece peor y que encima no tiene reparos ni en acusar a la justicia. Y sobra decir que el principal enemigo de este nuevo marxismo es el mismo: la Iglesia.