Este fin de semana ha tenido lugar en Caracas la reunión del Grupo de Trabajo Ampliado del Foro de Sao Paulo, el encuentro, según los organizadores del evento con el dictador Nicolás Maduro al frente asegura que "busca generar un conjunto de acciones concretas, para seguir profundizando en los derechos, reivindicaciones de los pueblos del mundo y hacerle frente al imperialismo norteamericano".

Maduro ha recibido a representantes de movimientos y partidos de izquierda de Brasil, Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador, El Salvador, España, Palestina, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, Italia, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, República Dominicana y Uruguay.

La secretaria ejecutiva del Foro de Sao Paulo, Mónica Valente, se jactaba: "Hoy cuando miramos el mapa de América Latina y el Caribe, vemos un mapa casi todo rojito y eso es fruto de esa lucha, de resistencia en numerosos espacios que sellan los movimientos políticos y en los gobiernos progresistas y revolucionarios".

Y efectivamente, Foro de Sao Paulo es un laboratorio ideológico de la izquierda. Hace tiempo ya referimos en Hispanidad su plan para Hispanoamérica: extender el comunismo, el aborto y la ideología de género. El Foro de Sao Paulo es una organización de partidos de izquierda nacida en 1990, impulsada por Lula da Silva y Fidel Castro, tras el fin del comunismo en Europa, debido a la caída del Muro de Berlín y al fracaso de la URSS.

En julio de 2019, surgió su sucesor, pero que en la práctica actuán de la mano: el Grupo de Puebla, un think tank que agrupa a representantes de la izquierda populista y radical y de la llamada ‘izquierda progresista’, y que cuenta, como no, con representantes españoles

Foro de Sao Paulo está llamado a extender los postulados del Nuevo Orden Mundial y a ser el brazo ejecutor de la Agenda Globalista en Iberoamérica, del que tiene que salir el argumentario de la izquierda de nuestro siglo. El NOM necesita de líderes progresistas para consumar su propósito de multilateralidad, de gobierno global, tiránico y anticristiano. El asunto es grave y se extiende por toda Iberoamérica: tras la teología de la liberación, llega a Hispanoamérica el marxismo de género e indigenista... que parece peor. Se trata, además, de un marxismo indigenista que patalea contra la madre patria, a la que define como genocida. Y sobra decir que el principal enimigo de este nuevo marxismo es el mismo: la Iglesia. Y es que solo el catolicismo podría hacer frente a los postulados del NOM, ¿y dónde están la mayoría de católicos? De ahí que la obsesión del NOM sea conquistar Hispanoamérica y teñirla de rojo. 

Algo que está consiguiendo: en trece países de un total de 17 gobierna el progresismo pro-Nuevo Orden Mundial.