Como recogió Hispanidad, el presidente de EEUU, Donald Trump, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, acordaron reunirse para abordar pasos hacia la paz en la guerra que Moscú sostiene con Ucrania desde el 24 de febrero de 2022.

Ese encuentro ya tiene fecha y lugar: el 15 de agosto, en Alaska. 

Mientras los ucranianos siguen recibiendo lluvias de bombas -este fin de semana, sin ir más lejos, una estación de autobuses en Zaporiyia fue atacada, así como regiones de Jersón, Járkov y Donetsk-, su peor temor es que Rusia consiga sus objetivos, que son hacerse con la parte del territorio ucraniano que ya ha conseguido.  

Esa es una línea roja que el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha impuesto: que la integridad territorial de su país está consagrada en su Constitución y, por lo tanto, es inviolable. Por lo tanto exige a Putin la devolución de los territorios ocupados. También exige que los niños deportados a la fuerza y los prisioneros de guerra detenidos por Moscú sean devueltos a Kiev.

La UE apoya a Ucrania en sus reivindicaciones y recuerda a Trump y a Putin que las decisiones que le afecten no pueden ser tomadas sin los ucranianos.  

Así lo manifestaba el presidente francés, Emmanuel Macron: "Acabo de hablar de nuevo con el presidente Zelensky, así como con el canciller Merz y el primer ministro Starmer". "El futuro de Ucrania no puede decidirse sin los ucranianos, que llevan más de tres años luchando por su libertad y seguridad. Los europeos también serán necesariamente parte de la solución, ya que su propia seguridad está en juego". 

Además, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Polonia y Finlandia han firmado, junto a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, un comunicado conjunto de apoyo a Ucrania. Sí, han leído bien, no estaba Pedro Sánchez entre los firmantes, pese a que ha viajado mucho al extranjero.