Con 412 votos, el Partido Laborista conseguía hacerse con el poder en Reino Unido. Keir Starmer se convirtió en el nuevo primer ministro británico, la victoria fue aplastante, por mayoría absoluta. Pero apenas once meses han bastado para que los británicos se cansen del político, progresista y abogado especializado en derechos humanos, al menos según los datos de una encuesta elaborada por Tecnè, que recoge Electomanía

Recuerden que el sistema inglés beneficia a los dos grandes partidos: Reino Unido está dividido en 650 circunscripciones, tantas como escaños conforman la Cámara de los Comunes. En cada cincunscripción se elige un único candidato, por lo que los votos de los derrotados no suman de ninguna manera. Por tanto, el porcentaje de voto cobra mucha importancia. 

Los Laboristas se hunden, quedándose en el 22% del voto y 130 representantes, perdiendo 282 escaños en menos de un año.

Pero no menos interesante es lo que sucede por la derecha. Los conservadores pasan de 121 escaños a 24, con el 16% del voto. El Partido Conservador se hundió con Rishi Sunak y no se recupera desde la salida de Boris Johnson. Su nueva líder, Kemi Badenoch, no termina de triunfar entre los británicos. 

El espacio que deja es tomado por Reform, que ganaría las elecciones con 366 escaños y el 31% del voto, superando ampliamente los 326 sillones necesarios para la mayoría. Llama la atención el avance de Nigel Farage que hace un años se quedaba como tercera fuerza política y que ahora 'sorpassa' a los Conservadores y ganaría las elecciones. Reforma, heredero del Partido del Brexit, confió en su fundador Farage para aprovechar la pérdida de popularidad de Sunak, y parece que la jugada les ha salido de maravilla, con Farage como posible futuro Primer Ministro.