En Hispanidad contamos que la organización provida Texas Right to Life calcula que hasta 50.000 bebés no nacidos se han salvado del aborto desde que el estado introdujo la prohibición por latido del corazón en septiembre de 2021. 

Texas, con su gobernador, el republicano Greg Abbott, ha tenido muy clara su política: derecho a la vida y su defensa, y la restricción y prohibición del aborto, todo ello aprobando medidas de ayuda a la maternidad:

Algo que no gustó a la progresista Casa Blanca de Joe Biden, que pretendía que los tribunales le permitan convertir las urgencias de los hospitales de Texas en centros abortistas. Biden trató de obligar a los médicos de urgencias del estado a practicar abortos, independientemente de si hacerlo viola sus creencias religiosas. 

Texas y los otros demandantes argumentaron que el mandato de la administración Biden exige ilegalmente abortos en situaciones en las que este estado los prohíbe en virtud de su propia ley, la Ley de Protección de la Vida Humana de Texas.

Y es que el gobierno central emitió una guía que establecía que los hospitales "deben" proporcionar servicios de aborto si hay un riesgo para la vida de la madre, basándose en la Ley de Tratamiento Médico de Emergencia y Trabajo de 1986, que exige que las salas de urgencias proporcionen tratamiento estabilizador para cualquier persona que reciban.

Ahora, en un duro revés para Biden, la corte de apelaciones ha dictaminado que el gobierno federal no puede invocar la Ley de 1986 para obligar a los hospitales de Texas a practicar abortos.