Contábamos en Hispanidad, que el neocomunismo está invadiendo Occidente: el exguerrillero Gustavo Petro será el próximo presidente de Colombia. Las reacciones de líderes comunistas con fuerte representación del Foro de Sao Paulo y del Grupo de Puebla no se hacían esperar. Entre el elenco podíamos encontrar al dictador venezolano, Nicolás Maduro; al expresidente de Bolivia, Evo Morales; al expresidente de Brasil, Lula da Silva; al expresidente de Ecuador, Rafael Correa; y al cubano, Miguel Díaz-Canel. Y ayer martes, fueron el presidente socialista de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), y del marxista posmoderno chileno, Gabriel Boric, los que mostraban su alegría y presentaban su colaboración y apoyo al exguerrillero y ahora presidente colombiano, Petro.

Y ahora Petro tiene un nuevo amigo, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, con quien ha mantenido una conversación donde han hablado de mantener una relación "más igualitaria" en provecho de los dos pueblos. Así lo ha publicado el recién electo presidente de Colombia en su cuenta de Twitter, señalando que su relación con Biden es "muy amistosa" y que pretenden fortalecer una relación diplomática "más intensa y normal". 

Y no es de extrañar esta peligrosa amistad: recordemos que el líder del Mundo libre no es más que un títere del Nuevo Orden Mundial (NOM), es decir, consenso progre. El NOM necesita de líderes progresistas para consumar su propósito de multilateralidad, de gobierno global y tiránico. Y el exguerrillero Petro y el veterano Joe son dos piezas más del gobierno global anticristiano del Nuevo Orden Mundial.