Según informó ayer el digital nicaragüense Confidencial, el dictador de Nicaragua Daniel Ortega ha barajado romper relaciones diplomáticas con la Santa Sede.

No sorprende mucho la noticia por cuanto Ortega viene ejecutando una persecución contra la iglesia católica que viene de lejos. Y uno de sus últimos episodios fue el encarcelamiento del obispo Mons. Rolando Álvarez, quien no quiso salir exiliado hacia EEUU para quedarse en su país.

Pero la ruptura llega después de las declaraciones del Papa Francisco sobre la situación en Nicaragua, en respuesta a una entrevista de Infobae. El Santo Padre opinó: “Con mucho respeto, no me queda otra que pensar en un desequilibrio de la persona que dirige [Daniel Ortega]. Ahí tenemos un obispo preso, un hombre muy serio, muy capaz. Quiso dar su testimonio y no aceptó el exilio. Es una cosa que está fuera de lo que estamos viviendo, es como si fuera a traer la dictadura comunista de 1917 o la hitleriana del 35, traer aquí las mismas… Son un tipo de dictaduras groseras. O, para usar una distinción linda de Argentina, guarangas″.

Fuentes diplomáticas en Roma confirmaron a Confidencial que la representante del Gobierno sandinista ante la Santa Sede comunicó “verbalmente” la ruptura de relaciones en la Secretaría de Estado del Vaticano, aludiendo a las declaraciones del Pontífice.