Más caradura francesa, en plena crisis energética europea, y tras varias traiciones de Emmanuel Macron a su amigo Pedro Sánchez. A pesar de que examinará el gasoducto Midcat, el gran proyecto que persigue el presidente español, con financiación europea, para acudir a la llamada del canciller alemán, Olaf Scholz, que quiere recibir gas de la Península Ibérica… ahora Francia sigue sin verlo como solución, por ser un tema caro y que llevaría tiempo.

Las traiciones de Macron empezaron con su oposición al Midcat, porque tardaría en responder a la crisis energética actual, como señalaba el Ministerio de Transición Ecológica galo que lidera Agnes Pannier-Runacher. A esto le siguió su viaje a Argelia y la firma de una “asociación renovada” con este país, al tiempo que el ministro de Economía galo, Bruno Le Maire, presumía de que la luz en Francia sólo sube un 4%, mientras en España y Reino Unido tiene un aumento del 60%, 70%.

El efecto Macron: la masonería ha conseguido que todo lo católico resulte ultra. Y Sánchez, el íntimo de Macron, lo describe así: o Europa o la ultraderecha

 

Tras el encuentro entre Sánchez y su “querido Olaf”, donde el español se ofreció a viajar a Argelia… pero no le invitan, Le Maire hizo una pequeña concesión respecto al Midcat. En concreto, el galo señaló que “es una cuestión muy vieja [...], pero desde el momento en el que el presidente del gobierno español y el canciller alemán, representantes de dos países amigos de Francia, nos hacen esta petición, vamos a examinarla”. Ahora bien, el Ministerio de Transición Energética galo sigue oponiéndose, según El Mundo, porque no lo considera una respuesta a esta crisis, debido a que costaría miles de millones, llevaría años y cree que hay otras formas de ayudar a Alemania. Eso sí, no hay que perder de vista que Bruselas se ha ofrecido a dar financiación para que se termine de construir el Midcat (parado desde 2019 porque resultaba caro y salía más barato el gas ruso, ¡vaya tela!) siempre que ayuda acuerdo entre España y Francia, algo que por ahora no hay, además Francia quiere tener la llave del grifo… Cabe preguntarse si habrá tantos besos, abrazos y palmaditas en la espalda la próxima vez que se vean Sánchez y Macron o se reducirán. Veremos.