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Ayer Hispanidad recogía que, en Brasil, el partido del expresidente brasileño, Jair Bolsonaro, ha presentado una demanda ante el Tribunal Superior Electoral (TSE) para invalidar los votos de algunas de las máquinas de votación electrónica que registraron los votos de las elecciones celebradas el mes pasado, que dieron la victoria a su adversario, el izquierdista Lula da Silva.
La demanda presentada por el Partido Liberal (PL), que apoyó la candidatura del todavía mandatario, pide "invalidar" los resultados de las urnas electrónicas de los modelos más antiguos, los fabricados antes de 2020, y afirma que hubo "inconformidades irreparables" en las máquinas de votación que podrían "empañar" la elección que dio la victoria a Lula da Silva.
"Hubo indicios de graves fallos que generan incertidumbre e imposibilitan la validación de los resultados generados" han dicho los aliados de Bolsonaro en su denuncia. La demanda apunta a un 61% de las 577.125 urnas utilizadas en las elecciones de octubre. Según el partido, fueron fabricadas entre 2009 y 2015 y "no pueden ser auditadas", a diferencia del resto, más modernas. Brasil utiliza urnas electrónicas en sus comicios desde hace casi 30 años.
Poco después llegó la respuesta: el presidente del Tribunal Superior Electoral Alexandre de Moraes, señaló ayer que el partido de Bolsonaro no presentó ningún indicio o evidencia de fraude que justifique la reevaluación de parte de los votos registrados en las urnas.
El presidente del TSE ha aclarado que "no es razonable" afirmar que las urnas no permiten llevar a cabo un rastreo de los votos
Por esta razón, el magistrado ha condenado a la coalición del Partido Liberal a pagar una multa de casi 23 millones de reales brasileños (4,2 millones de euros) por "litigio de mala fe".
Moraes ha sostenido que el Partido Liberal ha atentado "contra el Estado democrático de derecho" y ha utilizado la solicitud para "incentivar los movimientos delictivos y antidemocráticos".
Asimismo, el presidente del TSE ha aclarado que "no es razonable" afirmar que las urnas no permiten llevar a cabo un rastreo de los votos. Para Moraes, este argumento sólo podía haber sido planteado por desconocimiento o por mala fe.
Cabe recordar que Lula se impuso a Bolsonaro en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales con el 50,9 por ciento de los votos, frente al 49,1 por ciento que obtuvo Bolsonaro.