El canciller alemán, Olaf Scholz, quiere ampliar el aborto
Las reacciones tras el fallo del pasado viernes del Tribunal Supremo donde derogaba la protección legal del aborto en Estados Unidos, no se han hecho esperar. De tal forma que muchos países han movido ficha para posicionarse a favor o en contra de la vida.
En Alemania, el aborto está permitido cuando representa un riesgo para la salud, en caso de violación o si el aborto se realiza dentro de las 12 semanas del embarzo, y tras asesoramiento obligatorio. Pero el Parlamento alemán ha escalado un nuevo peldaño para seguir su senda progresista, eliminando la prohibición a los centros médicos de informar sobre el aborto. Se trata del párrafo 219a del Código Penal, que prohibía a las consultas médicas y demás centros de atención a la mujer dar información, a través de sus páginas web u otros medios, sobre métodos de aborto, al considerarse que hacerlo está bajo intereses "estricta o parcialmente" económicos, equiparables a cualquier otro tipo de publicidad.
La propuesta ha contado con el apoyo de socialdemócratas, verdes, liberales y La Izquierda, mientras que el bloque conservador, integrado por la Unión Cristianodemócrata (CDU) y Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), y Alternativa para Alemania lo han rechazado. El tema lleva siendo años objeto de debate en Alemania, pero ha tenido que ser el marxista Olaf Scholz, cómo no, el que le ha dado forma de proyecto de ley.
Olaf Scholz, Canciller alemán, gobierna con sus opuestos económicos, los liberales y con sus distantes verdes, absolutamente opuestos al principio de libertad económica de los precitados liberales, bajo el lema "atreverse a más progreso". Y, como en España, lo único que une a las tres formaciones de progreso que gobiernan y que han dado el visto bueno a esta ley, es suy cristofobia. En España, como dicen los ministros y ministras, tenemos "el Gobierno más progresista de la historia"; y éste acaba de aprobar una ley de aborto homicida, mentirosa, majadera y ordinaria, y Alemania va por el mismo camino. Y es que no hay nada más progresista que ir contra el ser más debil que existe.