Vuelve el senil Andrés Manuel Lopez Obrador, presidente de México, esperemos que no por mucho tiempo, a atacar a los pérfidos conquistadores españoles y ahora, el otro gigante de Iberoamérica, Brasil, se adentra también por la endemoniada vía del indigenismo troglodita. 

Ya he dicho que me asombra el recorrido de Lula da Silva desde que recuperó la Presidencia de Brasil: el Lula pre-prisión era más sano que el Lula pos-prisión. Aquel pretendía mejorar el nivel de vida de un Brasil paupérrimo, objetivo de lo más loable. El Lula actual pretende destruir Occidente: no sólo se ha vuelto vengativo contra Jair Bolsonaro y la mitad de la población brasileña que no le votó, y pretende capitanear los BRICS -no lo logrará: ahí estarán China e India, con sus 1400 millones de habitantes cada uno- sino que, además, se nos está volviendo indigenista. Por la vía ecológica hacia el indigenismo.

¿Por qué Hernán Cortés conquistó México con cuatro gatos? Porque los indígenas se unieron a él para liberarse de la insoportable tiranía... indígena

Sin entrar en filosofías, las sociedades precolombinas fueron, antes que nada, idolatría, sacrificios humanos y canibalismo. De ahí el mérito de España y Portugal en acabar con aquella bazofia y en evangelizar a aquellas tierras.

Evangelizar y civilizar. Lo cuenta Antonio Yagüe, de cuyo genial libro -"Guadalupe, milenario Río de Luz"- ya hemos hablado en Hispanidad: "Los españoles vomitaban al acercarse a aquellos templos en que se hacían sacrificios humanos y que hoy resultan sublimados por los indigenistas". 

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Sí, ahora resulta que Hernán Cortés y compañía eran los malos y los pobrecitos indígenas, los buenos, al menos según el discurso que imponen AMLO, Lula y compañía. 

Pues escuchen esta descripción de un sacrificio humano... de clase alta, que detalla Yagüe. No tiene desperdicio: "El modo común del sacrificio comenzaba con un ritual de preparación. El sacrificado pasaba primero por un baño de agua caliente y esencias. Luego debía danzar los rituales de merecimiento, hasta quedar exhausto, en un ambiente de ritmos continuos, persistentes, armónicos, con trompetas y tambores como soporte melódico, para crear un entorno de solemnidad. Terminaba bebiendo licores embriagantes o tomando alucinógenos. El sacrificio se llevaba a cabo entonces con la intención de conservar el equilibrio y armonía del cosmos. Con el cuerpo extendido sobre una piedra cuya punta había sido redondeada, cuatro sacerdotes sujetaban brazos y piernas, y a veces un quinto la garganta, mientras que un supremo sacerdote adicional, que portaba un gran cuchillo de pedernal agudo y ancho y una collera de palo labrada con una culebra, le abría el pecho y le sacaba el corazón, arrancándolo con las manos, lo mostraba el sol y se lo arrojaba al rostro del ídolo. El cadáver entonces era descuartizado y en ocasiones repartido para comer".

Esto es lo que los indigenistas llaman cultura indígena que Cortés, Pizarro, Valdivia y compañía, groseros españoles llegados desde el otro lado del mar, destruyeron... ¡menos mal! 

Por cierto, el indigenismo asesino y canibalista del 1500 es la viva imagen del abortismo de hoy

Para situarnos: España no sólo evangelizó América, también la civilizó: "los españoles vomitaban al acercarse a los templos" indígenas donde se ofrecían sacrificios humanos y se practicaba el canibalismo. Naturalmente, por la fuerza, acabaron con aquello entre el aplauso de los indios-víctima.

Y claro, ¿por qué Hernán Cortés conquistó México con cuatro gatos? Pues porque los indígenas se unieron a él para liberarse de la insoportable tiranía... indígena.

Por cierto, el indigenismo asesino y canibalista del 1500 es la viva imagen del aborto que se perpetra hoy en Europa y que algunos consideran "un derecho".