Úrsula rebaña votos y cabrea a todo el mundo. Cinco años insultando a Orban, un año marcando distancias con Meloni y ahora quiere su apoyo
Ningún partido español menciona en su programa electoral para las elecciones del 9-J la libertad religiosa. Para ser exactos, la libertad religiosa de los cristianos, que es la que está en peligro en el mundo. Desde luego ningún partido de izquierdas, por supuesto, pero tampoco el Partido Popular, o derecha progre. Lo sorprendente es que ni Vox, la única formación que se supone defiende los principios no negociables para un católico en política, considera que deba apostar por la libertad religiosa en un momento clave para esta cuestión en la Europa post-cristiana. Y tampoco confíen en la homologación entre derecha y cristianismo. La nueva derecha europea se parte en dos: la derecha cristiana y la derecha pagana... y la primera parece sufrir una crisis de identidad: léase Vox.
Más que de unas elecciones europeas estamos hablando de 27 elecciones nacionales
Por lo demás, la campaña para el Europarlamento sigue marcada por la figura de Ursula Von der Leyen, quien pretende renovar como presidenta de la Comisión Europea. Y lo tiene difícil porque, además de recorrerse Europa, senda a senda, estrechando manos con unos y con otros, doña Ursula lleva cinco años haciéndose la moderna y fustigando lo que llama ultraderecha, como si fuera un Sánchez cualquiera. Con especial entusiasmo ha perseguido y sancionado a Polonia, Hungría, así como puesto en entredicho a la italiana Georgia Meloni, cuando ganó las elecciones en Italia. Pues bien, para repetir como presidenta de la Comisión Europea, ahora Ursula necesita a Meloni y a Orban y sus antiguos amigos de izquierdas como Emmanuel Macron o Pedro Sánchez ya le han advertido que no coquetee con los ultras.
That’s why I’m running. pic.twitter.com/izNy9VS5WG
— Ursula von der Leyen (@vonderleyen_epp) June 4, 2024
En cualquier caso, más que de de unas elecciones paneuropeas estamos hablando de 27 elecciones nacionales. El debate político, no precisamente de altura, no habla de Europa sino de cada país en concreto. Mismamente, Sánchez insulta a Feijóo denosta a Sánchez.