El malestar de la vieja guardia socialista --a la que podríamos denominar como 'felipista'--  con el actual secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y su entorno --a todo lo cual podríamos calificar como el Sanchismo'-- es patente y no deja de salir a la luz. 

La semana pasada recogimos el acto en Madrid organizado por el ‘Colectivo Fernando de los Ríos' titulado ‘Las urnas han hablado’ en el que veteranos socialistas denunciaron la deriva del partido y del país, por culpa del sanchismo. Por ejemplo, Nicolás Redondo discrepó del adelanto electoral, que cree que no es un gesto valiente, sino que busca eludir las responsabilidades de la pérdida de gobiernos tras las elecciones. 

Por su parte, el exvicepresidente del Gobierno e histórico socialista Alfonso Guerra, en un artículo de opinión en The Objective, concluía, demoledor: "Tal vez haya llegado el momento de que los socialistas se interroguen sobre si no será el problema el candidato”. 

Y este fin de semana, en El Debate, otro histórico del PSOE, Francisco Vázquez, respondía de esta manera a la pregunta de a qué cree que responde la decisión de Pedro Sánchez de adelantar las elecciones: "La fecha que se ha puesto es contraria a plantearse unas elecciones en las que se facilite que los ciudadanos puedan emitir su voto; es totalmente contraria a lo que debe ser una elección normal. Se ha elegido un puente en que hay un mayor número de desplazamientos de españoles. No se ha improvisado. Soy de la opinión de que el presidente del Gobierno tenía previstas cuatro o cinco alternativas según cuáles fueran los resultados de las elecciones municipales. En el caso de tener como ha tenido un rechazo claro, rotundo y masivo de la opinión pública española hacia su persona y hacia su Gobierno con la derrota sufrida por el PSOE ha optado por dar un salto adelante, convocar unas elecciones en unas fechas en las cuales no se dé facilidad para que el ciudadano pueda votar, como es el puente de Santiago, e introduciendo una dificultad añadida, las normas que imperan en el voto por correo. Las papeletas se facilitan en un periodo que va desde el día 3 al 18 de julio. Puede darse el caso de que mucha gente que quiera votar por correo, al marcharse de vacaciones no reciba las papeletas y por tanto no pueda emitir el voto".

Al presidente del Gobierno lo único que le orienta es su deseo de mantenerse en el poder, y cualquier otra consideración en estos momentos es baladí

Es más, a la pregunta de si considera que hay una duda razonable sobre estas elecciones adelantadas, proseguía: "Introduce efectivamente una duda razonable: ¿quién controla esos votos? ¿Quién controla los sobres que son depositados en las oficinas de Correos? ¿Quién da la garantía de que no haya sobres que sean cambiados, sobres que desaparezcan, sobres que se añadan…? Hemos visto lo que ha sucedido en Melilla y en una serie de ayuntamientos en estas elecciones municipales, y no es precisamente el presidente de Correos una persona que ofrezca unas garantías de neutralidad e imparcialidad. De ahí que yo haya solicitado, como otras muchas personas, que la Junta Electoral Central tiene que dictar unas normas mínimas para el control y la vigilancia en el depósito de esas papeletas, como si fuera la vigilancia del depósito en la urna. Tienen que estar sometidas a las garantías propias de una mesa electoral en la que hay personas que certifican y vigilan la legalidad de las votaciones. Creo que lo que se busca precisamente con la dificultad de la fecha y del voto por correo es crear una gran abstención, con lo cual favorece al Gobierno y a los partidos minoritarios, que, cuantos menos votos haya, más facilidad tienen para obtener escaños". 

"Creo que ha habido una voluntad clara por parte del Gobierno de boicotear la capacidad de los españoles de poder votar con normalidad. No pongo en duda la limpieza del proceso electoral español, sí pongo en duda la voluntad del Gobierno de dificultar la capacidad de voto de los españoles en provecho propio a través de la fecha elegida y de la falta de control que existe con respecto al voto por correo", añade Vázquez.

Más claro, agua... 

Y en cuanto al legado sanchista, este es su resumen: "Todos somos conscientes de que en España hay un deseo de cambio, de acabar con la situación actual de crispación, de división. Se ha visto claramente en las elecciones municipales y autonómicas. Cuanta más participación haya, creo que habrá más posibilidad de que la gran mayoría de españoles opten por el cambio, por un cambio imprescindible y necesario, frente a lo que ha sido el dislate de estos últimos años y que ha representado la marcha atrás en materias muy delicadas, como las que afectan a la unidad de España". "Al presidente del Gobierno lo único que le orienta es su deseo de mantenerse en el poder, y cualquier otra consideración en estos momentos es baladí. Él lo que intenta es mantener la mayoría que lo ha sustentado, con una serie de partidos que son opuestos a la idea de la gobernabilidad porque su objetivo último es romper la unidad de España, derogar la Constitución, cambiar el modelo de Estado…y a ello ha llevado al PSOE. Por eso, el gran rechazo que ha existido en estas últimas elecciones hacia lo que eso representaba y la expresión del deseo de cambio".