
Óscar Puente se puede considerar como un ministro caradura por varias razones. Entre ellas, por el tono de sus mensajes en la red social X (antes Twitter) y por el gusto que le está cogiendo a los nombramientos, pues acaba de colocar a otro alto cargo de su Departamento en Renfe, según avanza El Confidencial. En el entretanto, sigue pasando del creciente caos ferroviario.
Ya saben que el titular de Transportes y Movilidad Sostenible sigue defendido que “el tren vive en España el mejor momento de su historia” y haciendo anuncios que más bien parecen ocurrencias y que no solucionarán el problema. El penúltimo ejemplo se ha podido ver en su proyecto para aumentar la velocidad a 350 kilómetros por hora en los trayectos de alta velocidad. Al mismo tiempo, sigue cargando contra la vuelta de las indemnizaciones de Renfe por retrasos de 15 y 30 minutos, pues considera que “no es viable ni seguramente constitucional” y que así a Renfe se le imponen unas condiciones injustas respecto a sus rivales (Ouigo e Iryo) que podrían causar un agujero en sus cuentas de 42 millones de euros anuales, pero no hay que olvidar que ante el creciente caos ferroviario fue Puente quien decidió que Renfe sólo indemnizara los retrasos que sean iguales o superiores a una hora.
Puente se ha aficionado a los nombramientos de afines en cargos que, curiosamente, están bastante bien pagados (nada más y nada menos que con entre 100.000 y 187.000 euros brutos anuales). La penúltima agraciada ha sido Roser Obrer, que fue cesada como directora general de Transporte por Carretera y Ferrocarril hace casi nueve meses, y ahora se ha convertido en la nueva gerente de área en la Dirección Territorial de Renfe Viajeros. En esta filial del operador público ferroviario, Puente también colocó como consejero, y con menor remuneración, al que fue su jefe de gabinete cuando era alcalde de Valladolid y anteriormente había sido responsable de redes sociales de dicho ayuntamiento, a quien conocía desde su etapa universitaria: Ismael Bosch.
Es cierto que Bosch no fue movido por Puente del Ministerio a Renfe, algo que no sólo ha hecho con Obrer, sino también con Álvaro Fernández Heredia, José Alfonso Gálvez y Marta Serrano. Fernández Heredia fue colocado en lo más alto de Renfe, en concreto en la silla de presidente, sustituyendo al socialista catalán Raül Blanco, dejando de ser secretario de Estado de Movilidad Sostenible y pasando a cobrar unos 186.171 euros brutos anuales. Gálvez cambió la silla de director general de Estrategias de Movilidad por la de director general de Negocios y Operaciones de Renfe, con unos 140.000 euros al año. Y Serrano cesó como secretaria general de Transporte Terrestre (cargo desde el que criticó a Peppa Pig y a La Patrulla Canina por fomentar estereotipos de género) y asumió la Dirección del Área Técnica, Seguridad y Experiencia de Viajeros en Renfe Viajeros el pasado mayo.
Y por si lo anterior no bastara, encima de las arcas públicas ha salido un millón de euros para las respectivas viviendas oficiales de los ministros Óscar Puente y Ana Redondo, titular de Igualdad, en un inmueble de Patrimonio del Estado, según informa ABC.













