El mejor periodista español en materia de terrorismo y seguridad, Jesús María Zuloaga, ha publicado en La Razón una de esas crónicas que hay que leer varias veces. En ella, se asegura que la Policía española ya conoce la identidad de los verdaderos asesinos de los dos guardias civiles de BarbAte, que no serían los españoles detenidos -no por ello unos santos, se lo aseguro- sino narcotraficantes marroquíes.

Sentencia Zuloaga que se considera "fundamental la colaboración del vecino país para lograr su localización y arresto". Una 'finezza' del colega, quien sabe mejor que nadie que el verdadero problema con el narcotráfico marroquí que inunda España desde el sur consiste en que el verdadero capo del repugnante mundo de la droga magrebí es el Rey de Marruecos, Mohamed VI. Sí, es cierto que, a medida que ha ido aumentando su poder, el monarca alauí se ha ido desligando de la primera fila del pavoroso submundo del tráfico de drogas en el norte de África, desde el que se contamina a los europeos, especialmente a los españoles, pero no por ello ha dejado de tutelar el negocio más floreciente de Marruecos. No está mal para un descendiente del profeta.

Ahora bien, si castigar a los culpables del asesinato de dos guardias civiles con total impunidad, en el puerto de un pueblo español, depende de Mohamed VI, hombre, es difícil pensar que el Rey de Marruecos entregue a uno de sus, de forma directa o indirecta, servidores.

Posible es, ciertamente, pero no se puede olvidar que Pedro Sánchez siempre se ha mostrado sumiso y servil ante Mohamed VI, por razones que constituyen uno de los grandes secretos del Sanchismo.

Y así, el sátrapa de Marruecos, Mohamed VI, es ciertamente muy capaz de entregar a la justicia española a alguno de sus sicarios si con ello obtiene más sumisión de Moncloa en otras cuestiones para él de mayor calado que la vida humana. Por ejemplo, el control de Ceuta y Melilla y de Canarias.

Veremos cómo reacciona el tirano magrebí, que tanto odia a los españoles y que tiene introducida en España una quinta columna de 700.000 súbditos.

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