
En sólo cuatro días (sábado a martes), el manifiesto para la regeneración democrática, también conocido como ¡Sánchez vete ya!, ha logrado la adhesión de miles de ciudadanos hartos del Sanchismo, que han secundado la iniciativa de exministros socialistas como Jordi Sevilla, Julián García Vargas o Javier Sáenz de Cosculluela.
Los promotores del documento, entre los que se encuentran, además de los ya citados, Fernando Savater, Juan José Laborda o Juan Luis Cebrián, no se andan por las ramas y manifiestan, ya en el primer punto, su “profunda preocupación y rechazo” por los casos de corrupción que, ojo, “no son sólo el fruto de conductas individuales y aisladas de determinados individuos, sino también, el resultado de una forma de hacer política y de entender el poder disociado de la moral y la ética”.
¿Qué proponen? “Dar la palabra a los ciudadanos” y “convocar de forma urgente elecciones generales”. El problema es que Pedro Sánchez no va a dimitir y, lo que es todavía peor, morirá matando (en sentido figurado, claro está). De hecho, ya lo está haciendo con sus enloquecidas propuestas en Sevilla, que pagaremos todos los contribuyentes durante años.
En cualquier caso, Moncloa ya no marca el paso de la política española, sino la UCO, por órden de los jueces. Y cuidado, porque están pendientes hasta siete informes de la Guardia Civil.