Consejo de Ministros del martes 24 de octubre. Isabel Rodríguez, ministra portavoz del Gobierno admite tan sólo tres preguntas (empezó admitiendo 7, pero ha ido bajando) de la prensa y claro, los periodistas se cabrean. Entonces admite una cuarta, pero no crean que se corta, del mismo modo que antes no ha pedido perdón por llegar con media hora de retraso. Además, asegura que no va responder sobre el pacto PSOE-Sumar para un nuevo gobierno de coalición, dado que en "hora y media" lo explicarán don Pedro y doña Yolanda.

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Por supuesto que don Pedro y doña Yolanda no explicaron nada, salvo que son dos tipos estupendos y estupendas y, naturalmente, no admitieron preguntas no fuera a ser que tuvieran que concretar su programa de progreso ultra-progresista. 

Volvamos al Consejo de ministros: decíamos que sólo tres preguntas que, luego, Isabel Rodríguez, donosamente, amplió hasta cuatro... y sin responder a ninguna, mayormente. 

¿Para qué convoca el Gobierno estas ruedas de prensa cada martes, si luego no se informa de nada y sólo se da la palabra a los próximos?

Se me olvidaba: el consejo de ministros, propiamente dicho, debió de durar muy poquito. Desde su inicio, las 9,30, hasta la convocatoria de la rueda de prensa (10,30), una hora. Para mí que la magna reunión de ministros duró cinco minutos porque luego doña Isabel necesita un tiempo para prepararse la lección, aunque sea la misma lección de hace 7 días, y de hace 15, y de hace 22...

Uno de los acuerdos del Consejo de Ministros sí merece glosa: en un alarde de generosidad, el Gobierno va a subvencionar con 50 millones de euros al gobierno de Canarias para que se haga cargo de los 500 inmigrantes que llegan a diario a la pequeña Hierro, la isla más occidental del archipiélago. Nada menos que desde Senegal: ¿de verdad puede un cayuco abarrotado recorrer más de 1.600 kilómetros de océano? 

En cualquier caso, 50 millones de euros no dan para ayudar a todas esas personas. Como mucho para llevarlos a Tenerife, ponerlos en un avión y desembarcarlos en Madrid... y dejarlos en las calles de la capital de España.

¡Menuda política de inmigración! ¿Es esto cuidar a los inmigrantes? Si optas por ayudarles tienes que darles un sitio donde vivir, enseñarles el idioma español, un mínimo de formación, etc. Y si no estas dispuesto a hacer eso... entonces cierra las fronteras y llámate fascista.

La guinda de doña Isabel: presume de lo mucho que ha hecho el gobierno socio-podemita por la política  de vivienda. En verdad ha sido mucho: la ley de vivienda ha servido para disparar el precio del alquiler y para que muchos propietarios hartos de ser los malos de la película, renuncien a alquilar. Y es que estos chicos progresistas viven en un mundo de mentiras.