Ciudadanos (CS) está en desaparición y cada día más cerca de su final definitivo. Patricia Guasp ha anunciado que dejará de ser su portavoz nacional el próximo 1 de septiembre por su vuelta a la empresa privada. Eso sí, seguirá siendo afiliada de CS.

A través de un comunicado, Guasp (45 años) ha señalado que “siempre he creído que otra forma de hacer política es posible. […], con la verdad por delante, con tolerancia y, por supuesto, con ideales y convicciones liberales firmes”. “Siempre he entendido la política como un servicio, como una vocación y una respuesta a la ‘llamada’ de querer cambiar todo aquello que no funciona”, ha añadido, recordando que en 2019, tras ser elegida diputada en el Parlamento balear, había pedido una excedencia laboral.

Ahora Guasp emprende el camino en sentido contrario: “Es una decisión muy difícil porque no hay mayor honor y responsabilidad que defender aquello en lo que crees, el centro político, los principios y valores liberales progresistas basados en las libertades individuales y en la igualdad de oportunidades”. También muestra agradecimiento a su partido y a sus compañeros, así como “un eterno orgullo por todos aquellos que, como yo, os habéis presentado bajo las siglas de CS en momentos tan difíciles para sembrar la defensa del proyecto centro liberal español”. También lamenta el “colapso democrático” que vive España y su convicción de que “el bipartidismo, apoyado en extremistas y nacionalistas excluyentes, no será nunca la solución”. En su opinión, nuestro país “necesita un proyecto transformador, reformista, liberal y progresista que se defienda desde el centro político”.

Desde CS, su secretario general, eurodiputado y portavoz en el Parlamento Europeo, Adrián Vázquez, ha dado las gracias a Guasp por su “trabajo, compromiso y valores”, y le ha deseado “mucha suerte en tu próxima etapa profesional”, destacando que “quienes tienen carrera fuera de la política la entienden como una etapa de servicio público”.

La salida de Guasp se suma a una larga lista en la que también se encuentran las de Inés Arrimadas y Edmundo Bal, tras la refundación aprobada el pasado enero. A esto se han sumado unos muy malos resultados en las elecciones autonómicas y municipales del 28-M (han perdido presencia en todos los parlamentos autonómicos y ya sólo están en ocho; y han perdido 2.395 concejales de los 2.787 que tenía, quedándose con 392 al lograr sólo el 1,35% de los votos -302.302-). Ante estas malas cifras, el Comité Nacional del partido naranja anunció la decisión de no presentarse a las elecciones generales del 23-J, por lo que ha dejado de estar presente tanto en el Congreso como en el Senado, aunque Alberto Núñez Feijóo (PP) les abrió las puertas. La formación naranja inició a finales de mayo un proceso de reestructuración de cara a las elecciones europeas de 2024.

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Ahora poco queda de poco queda de CS, un partido que apuesta por el liberalismo económico y el centro político, que fue fundado en 2006 por un grupo de intelectuales, profesores universitarios y profesionales de varios campos, y tuvo como origen la plataforma cívica Ciutadans de Catalunya. Se presentó por primera vez a las elecciones generales en 2015, logrando 40 diputados, cifra que bajó a 32 en las de 2016 pero que se superó en los comicios celebrados el 28 de abril de 2019, llegando a 57 y convirtiéndose en la tercera fuerza política. Recuerden que tras la cita con las urnas de 2015 hubo bloqueo y asistimos al pacto entre Albert Rivera y Pedro Sánchez en 2016, pero no bastó para impedir una repetición electoral y la relación entre los líderes de CS y PSOE se estropeó, y más tras el acuerdo entre Rivera y Mariano Rajoy, y saltó por los aires tras la moción de censura a Rajoy en junio de 2018. Al final tanto bandazo a izquierda a derecha, acabó por pasarla factura a los naranjas y provocó que en las elecciones del 10 de noviembre de 2019 sólo obtuvieran 10 diputados, fracaso que llevó a la dimisión de Rivera. En todo este escenario también influyó que, pese a ganar las autonómicas de Cataluña en 2017, no alcanzó la mayoría para formar gobierno e Inés Arrimadas no se atrevió a presentarse a la investidura al no tener los apoyos necesarios.