La sesión del congreso del miércoles 7 pasará a la historia porque el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, batió todas las marcas de demagogia barata.

La mejor defensa es un buen ataque, se dijo don Pedro. Así que, aunque se tratana de uba sesión en la que el Ejecutivo acudía al legislativo para dar explicaciones sobre el apagón del lunes 28 de abril y por el desastre ferroviario del domingo 4 de mayo, ridículo de España ante Europa, Sánchez habló de los ultrarricos de las nucleares. La verdad es que aquí, los únicos ultrarricos que existen son los fondos especuladores que se han hecho con el control de la energía verde, eólica y solar, a costa de las subvenciones y ventajas -éstas más importantes que aquéllas- que todos los gobiernos socialistas le han otorgado a la energía verde. Por cierto, la nuclear también es verde ya que apenas carboniza, pero dejemos eso.

Hace más de una década que el ya entonces presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, afirmó que la energía solar era un negocio financiero. Por eso, los fondos de inversión, contra los que apenas protesta el Ejecutivo, se ha hecho con el control de la solar, creando un negocio especulativo, mucho más especulativo que la mismísima Bolsa. Son esos 'fondos buitre' de los que hablan Podemos y Sumar, los que se han hecho con el control de la energía solar en España, y compran y venden megawatios con mayor rapidez que acciones o renta fija en el mercado de valores. Les importa un bledo que la industria disponga de energía barata y que el consumidor particular tenga luz en su casa sin problemas en el suministro. Los ultrarricos no son las eléctricas que disponen de reactores nucleares. Además, esas compañías proporcionan un servicio básico a la sociedad, con su generación de energía. Los ultrarricos son los fondos de inversión que se dedican a comprar y vender renovables, a costa de las facilidades que el Gobierno otorga a este tipo de energía. Y les aseguro que en las plantillas de los fondos no hay demasiado ingenieros: son todos financieros.

En cualquier caso, Sánchez defiende a los especuladores de la energía verde mientras ataca a los que proporcionan energía, sea nuclear o de ciclo combinado. Por cierto, apenas existen fondos españoles, la mayoría,  los más poderosos, son anglosajones. Y la fortuna de Larry Fink es muy superior a la de cualquier presidente de eléctricas españolas, incluidos los nucleares Galán y Bogas o el rey del ciclo combinado, Francisco Reynes, aunque las tres grandes compañías producen energía por todas la vías.

Pero ya el acabose de la demagogia estriba en que el precio de la energía, con unas fórmulas dadas, ciertamente, lo impone el Gobierno a través de su control del mix energético. Sánchez, siempre en defensa de los vulnerables, asegura que el consumidor no puede pagar la prórroga de las nucleares. Mira, caradura, los propietarios de los siete reactores nucleares -sobre todo, Iberdrola y Endesa- no te están pidiendo otra cosa que retires los impuestos especiales que pesan sobre la muy gravada energía atómica. Por otra parte, decir que el precio de un producto recae sobre los consumidores es una tautología capciosa: naturalmente que el coste de un producto recae sobre el comprador de ese producto.

Encima, lo único que sí era competencia suya, de Moncloa, era asegurar una red eléctrica capaz de transportar la energía verde, que ha multiplicado sus centros de producción, hasta los hogares y las industrias... que es lo que falla en España. La culpa del apagón no fue de las eléctricas fue de Red Eléctrica la regida por Sánchez y presidida por su amiga, la indocumentada de Beatriz Corredor.

No sólo eso: cuando Sánchez habla desde la tribuna del Congreso de los diputados, que la prórroga, ojo, la prórroga, cuando Europa está en ampliación nuclear, lo único que está señalando es lo que todo el mundo sabe pero el Gobierno niega: la culpa del apagón fue de las renovables, o del caos con el que se ha permitido que actúen los especuladores de las renovables, y gracias a la actitud complaciente y subvencionadora del gobierno... con dinero de los impuestos de los españoles.

Mira, caradura, los propietarios de los siete reactores nucleares -sobre todo, Iberdrola y Endesa- no te están pidiendo otra cosa que retires los impuestos especiales que pesan sobre la muy gravada energía atómica

En cualquier caso, cuando un presidente del Gobierno arremete contra los ultrarricos, oiga, hay que palparse la cartera y las meninges. Porque la demagogia de Sánchez se extiende, no sólo a la energía sino a otros muchos sectores, como el armamentista -donde miente a Europa sobre cómo se rearma a España en el 2% del PIB cuando Europa le exige el 3%-, o cuando el chiste de imponer una consulta popular para decidir sobre una una OPA privada o cuando se presta a solucionar el gravísimo problema de la vivienda con viviendas prefabricadas y en pruebas-piloto. O como cuando utiliza los fondos europeos, no para reindustrializar España sino para satisfacer las chorraditas progres de sus socios sumaritas. Como dicen en Asturias, 'esto ye la risión, oh'.

Ahora bien, esa 'risión', esa demagogia sanchecina está condenando a España a la irrelevancia económica -en energía, en telecomunicaciones, en banca, en el sector agroalimentario, en el sanitario y educativo- y contaminado a todos aquellos que le apoyan en ese 'Frente Popular', formado por socialistas, comunistas y separatistas, todos ellos de ideología woke, más bien tornado a nihilista.

No tienen más que escuchar las intervenciones del nacionalista gallego Néstor Rego, preocupado, no por el apagón sufrido por todos los españoles sino porque en la recuperación del apagón se dio preferencia a Madrid sobre algunas pueblos de Galicia. Esta es la España de Sánchez, la España irrelevante.

Y así, mientras Occidente intenta mejorar la fisión nuclear y entrar en la fusión, el presidente del gobierno habla de los ultrarricos de las nucleares, cuando el precio de la luz lo marca él y cuando sus renovables han multiplicado la especulación fondista. Con el apagón y con el desastre ferroviario, el Sanchismo está tocando fondo. Pero recuerden, Pedro no se va de Moncloa, hay que echarle.

España irrelevante y colonizada. Mentiras y más mentiras. El sexo y las cintas de vídeo llegarán luego, no son cosa de Sánchez, sino de Ábalos.