
El de Transportes se ha convertido en un claro ejemplo de la impunidad que ha impuesto el Sanchismo / Foto: Pablo Moreno
Insisto: el ministro Óscar Puente es un chapuzas, un auténtico desastre, pero no es tonto. Es un chapuzas insultón, que injuria con mucho talento y con inteligente y fiero sarcasmo. Por eso su mala leche resulta más ofensiva.
Ahora bien, el pucelano debería caer en la cuenta de que, al insultar a los periodistas que cubren su desastre en el AVE, insulta a todos los afectados... que bastante paciencia están teniendo con él. Y la gente puede olvidar un mal trago, pero no un buen insulto, no olvida con tanta facilidad que, además de cornudo, resulte apaleado. Es igual el desastre que haya provocado: Puente aparece, chulesco, en primera fila, para insinuar que Alberto Núñez Feijóo, ha sido visto saboteando los cables del AVE para dañar al Gobierno.
A Puente le hubiera costado poco salir a disculparse ante los afectados y, en paralelo, dedicar más atención a socorrer a los encerrados en trenes -que tampoco era tan difícil- que atacar a los periodistas, o lo ha hecho, porque lo cierto es que le importan un bledo los pasajeros encerrados. Lo que le importa es presumir de aquello de lo que adolece: de hacerles más fácil la vida a los ciudadanos.
Pagamos impuestos nórdicos y tenemos apagones como Venezuela e infraestructuras tercermundistas.@sanchezcastejon, ¿dónde está nuestro dinero? pic.twitter.com/aNc8glCfbL
— VOX 🇪🇸 (@vox_es) May 6, 2025
Pero hay más: el jueguecito de policía bueno -estadista Pedro Sánchez- y policía malo -Bolaños, Puente y ahora López- empieza a cansar un poquito. A estas alturas de la película, Puente ya debería haber presentado su dimisión y haber vuelto a Valladolid. El de Transportes se ha convertido en un claro ejemplo de la impunidad que ha impuesto el Sanchismo. Lo malo es que cuando la impunidad se impone, y en España Sánchez ha impuesto la impunidad, al gobernante no hay otra manera de echarle que por la fuerza. A los chapuzas insultones, también.
Y esto no es bueno.