Decíamos ayer que Díaz Ayuso había decepcionado a los provida, en el vídeo de la entrevista que concedía a Onda Cero en la mañana del jueves, se le preguntaba por qué se oponía a que una adolescente de 16 años pudiera abortar sin "someterse" a la aprobación de sus padres. Y entonces Ayuso, en lugar de decir que todo aborto es un fracaso (no es un fracaso, es un asesinato pero en fin) se lía a lo centro-reformista y acaba por asegurar que si una mujer ha decidido abortar nadie debe interponerse.

Se ve Ayuso se está Feijoonizando, es decir, que el centro-reformismo de Alberto Núñez Feijóo le ha dejado claro que no debe disentir del partido -eso es lo que le ha llevado al éxito- y que en materia de moral, es decir, en cuestiones de justicia, mejor no meterse. Hay que hacer como el Partido Popular, como Génova, con su vergonzante respuesta a la nueva bestialidad de Irene Montero y su ley de ampliación del aborto: es una trampa del PSOE así que hemos decidido no opinar. ¿Se puede ser más cobarde? ¿Se puede ser más hipócrita?

Para enterdernos, Ayuso siempre ha sido abortista, pero hace tan solo unos meses, en mayo, cuando Irene Montero presentó la reforma de la Ley del Aborto, la Presidente de la Comunidad de Madrid concedía una entrevista en Telecinco, y decía cosas muy distintas a las palabras pronunciadas en Onda Cero. En mayo, Ayuso defendía que "aborto legal, seguro pero poco frecuente", aseguraba que nunca defendería "penalizarlo", que "jamás criminalizaría a alguien que recurriera" al aborto y que "nunca he defendido penalizarlo, pero tampoco algo que, como es un derecho, se convierta en una obligación a otros". Aunque el derecho es la vida. 

Pero en la misma entrevista afirmaba: "Los médicos no estudiaron medicina para esto, lo estudiaron para prolongar la vida. No quiero que el aborto quede como un método anticonceptivo, es mucho más que eso, estamos hablando de vida".

Además, la presidenta madrileña, advertía: "Se quiere tratar como un método anticonceptivo, me parece tremendo que los padres no puedan opinar sobre sus nietos y a las mujeres no les pidan reflexión y tranquilidad para decidirlo... no se puede imponer (el aborto) como un derecho".

Por otro lado, Ayuso añadía: "No soy la que tiene la familia numerosa, pero hay que trasladarle a los jóvenes otras políticas... No he conocido a mujeres que se hayan arrepentido de tener hijos, sí de abortar". A su juicio, se estaba creando un debate "de personas malcriadas". "¡Ay, es un estorbo! ¡Quítatelo! ¡Es tu cuerpo!... Yo creo que el debate es más serio y más amplio que todo eso".

Y más, en julio la Comunidad de Madrid anunciaba que el Ejecutivo aprobaba la Ley de la Infancia con el "objetivo de velar por la vida y la salud del nasciturus", es decir, del no nacido. Esta medida estaba dentro del plan para la natalidad. 

Llama la atención como en mayo la presidenta aseguraba que "estábamos hablando de vida" y criticaba que se trasladara el aborto como una política más a los jóvenes y aprobaba leyes para proteger al no nacido y apenas unos meses después la oigamos defender el aborto sin consentimiento paterno de las menores de edad. Ayuso decepciona, y mucho, si esto es el Efecto Feijóo, mejor que la presidenta tome distancia.