Habrá que insistir: la batalla de los aranceles de Donald Trump, el "Día de la libertad" no iba contra Europa ni contra Hispanoamérica, iba a contra China, su rival comercial que, además, está colonizando el mundo. 

Todo ello en paralelo al intento de la Casa Blanca de atraerse a Vladimir Putin hacia Occidente y ponerle freno a Xi Jinping.

El problema es que en Europa surgió una marea anti-Trump -no habían entendido la estrategia del presidente de EEUU- y que Vladimir siguió matando ucranianos sin importarle un pimiento el llamado de Donald.

Por tanto, el acuerdo que esta pasada madrugada firmaron en Corea del Sur, Donald Trump y XI Jinping es una derrota de Trump, que rebaja los aranceles a China y, por tanto, vuelve do solía. Pues oiga, para este viaje no hacían falta estas alforjas.

Además, sólo se habló de aranceles como si eso fuera lo más importante. Y esto, cuando en el Estrecho de Formosa es uno de los puntos de mayor aglomeración de tropas, también con potencial nuclear de todo el planeta, por parte de Estado Unidos y de China. ¿Qué pasaría si un día China invade Formosa? ¿Cómo reaccionaría Estados Unidos?

Sí, ha sido una reunión increíble pero no formidable.