Teresa Ribera nos lleva a la ruina con tanta ecología, porque todo lo verde es caro, es decir, la ecología arruina la economía... y ya lo piensa hasta el fondo BlackRock. La vicepresidenta ecológica está contra la nuclear, el gas, el biometano, el petróleo...

A ella sólo le gustan las placas solares, los aerogeneradores y el hidrógeno verde (que a día de hoy es una tecnología inmadura y no rentable). Sin embargo, con esto no basta para tener energía asequible y seguridad de suministro. Y en el entretanto, pasa del hecho de la red eléctrica está al límite, ya hay apagones y se necesitan elevadas inversiones para integrar el impulso de las energías renovables del que tanto habla (es decir, para conectarlas a la red y que su energía llegue a los consumidores). Además. Ribera no sólo apuesta por la demagogia y la palabrería ecologista, sino que no recibe a las empresas energéticas españolas y sólo quiere hablar con los ecologistas.

Ribera no sólo apuesta por la demagogia y la palabrería ecologista, sino que no recibe a las empresas energéticas españolas y sólo quiere hablar con los ecologistas

Se niega a dar alguna oportunidad a la nuclear más allá de 2035, cuando finalizará el calendario de cierres previsto, cometiendo el mismo error que la ‘verde’ Alemania. Y todo ello, a pesar de que es una energía que genera electricidad sin emitir CO2, de forma estable, asegurando el suministro y barata (y aún lo sería más si la bajaran sus impuestos). Pero no, Ribera se empeña en liquidarla y en asfixiarla aún más fiscalmente.

En el caso del biometano, la vicepresidenta ecológica no tiene en cuenta que este gas renovable es una tecnología madura, que ya es presente y en la que España tiene un elevado potencial (podría cubrir el 45% de la demanda de gas). Además, puede sustituir completamente al gas, genera empleos y contribuye a la descarbonización, la seguridad de suministro y al reto demográfico (sí, el otro gran tema que, junto a transición ecológica, forma parte de su cartera ministerial, pero que es el gran olvidado).

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También es enemiga del gas y del petróleo, por supuesto. La última muestra se puede ver en la prórroga del impuestazo a las energéticas y en que la vicepresidenta tercera ha advertido que en algún momento habrá que recuperar la propuesta del Fondo Nacional para la Sostenibilidad del Sistema Eléctrico (FNSSE), que considera que “estaba bien diseñado” a pesar de que castigaba sobre todo a las petroleras, pero también a gasistas… y a la industria. Recuerden que en 2021 el FNSSE fue respaldado por la CNMC, donde en aquel momento trabajaba como consejero Mariano Bacigalupo, marido de Ribera. ¡Qué casualidad! Dicho Fondo se propuso por el Gobierno Sánchez en 2020 con el objetivo de articular una herramienta con la que trasladar del sistema eléctrico al conjunto de los usos energéticos el coste de los cerca de 7.000 millones de euros anuales asociado a las primas e incentivos a las renovables, pero al final su tramitación se fue postergando y a día de hoy sigue guardado en un cajón, aunque Ribera no lo ha olvidado.