Hay que decir que la mayoría de los sacerdotes de la Iglesia Católica son buenos sacerdotes, confían en Dios y hacen todo el bien que pueden dedicándose a aquello que es propio de su ministerio: predicar la Palabra de Dios,
celebrar la Eucaristía y los demás Sacramentos y dirigir con paciencia y caridad a los fieles, además de buscar a las ovejas perdidas para que puedan formar parte del Rebaño del Señor, que es la Iglesia.
Otros sacerdotes no han sabido o no han podido estar a la altura de su vocación y de su ministerio.
Algunos han cometido abusos, otros no rezan ni sirven desinteresadamente a los demás o, carecen del celo apostólico tan necesario en nuestro tiempo para llamar a otros a la práctica de la fe y la vida cristiana.
De vez en cuando, Dios hace surgir en su Iglesia a algunos sacerdotes que pueden ser un gran ejemplo y un elocuente testimonio para los demás y para todo el Pueblo de Dios.
Me parece que uno de estos sacerdotes es el Padre Javier Olivera Ravasi, que fue ordenado sacerdote en el año 2008.
Junto al P. Federico Highton, fue cofundador de la Orden de San Elías, una Sociedad de Vida Apostólica que tiene por objeto la misión ad gentes y el apostolado de la contra-revolución cultural.
En una reciente entrevista, el P. Olivera Ravasi nos comparte sus ilusiones y preocupaciones y su visión sobre la Iglesia actual; nos habla también de la famosa Agenda 2030, de la cultura woke y de los desafíos de los cristianos en nuestro mundo secularizado y ateo en la práctica.
Afirma este sacerdote que ser católico es hoy el acto más rebelde que existe y llama a los creyentes a recuperar la valentía, la formación doctrinal y la fidelidad al Evangelio frente a las ideologías que buscan redefinir la verdad, la moral y la familia.
Al ser preguntado por cómo evalúa el rumbo de la Iglesia contemporánea, el P. Olivera Ravasi dice que hemos pasado por etapas muy distintas: con Juan Pablo II, con Benedicto XVI, con Francisco; y ahora, con León XIV, "estamos viviendo un período de mayor estabilidad. Hoy se percibe un poco más de calma"
Los debates actuales sobre la moral y la doctrina le parecen positivos, siempre y cuando se mantenga el mismo Depósito de la Fe.
Los Pastores de la Iglesia no somos dueños de la Verdad, sino administradores de ella.
No tenemos el carisma de crear verdades, porque la Verdad ya está dada, y la Iglesia simplemente la custodia y administra.
El camino sinodal no es ninguna novedad en la Iglesia, siempre existió, pero lo que ocurre ahora es que algunos entienden por camino sinodal que el pueblo puede debatir y los obispos terminan decidiendo lo que quieren en nombre del pueblo, sin escuchar realmente a nadie. Ejemplo: Alemania.
Los objetivos de la Agenda 2030 no son compatibles con la visión cristiana del ser humano.
Utiliza palabras agradables, pero esconde propósitos ideológicos como el control de la natalidad y la reducción de los pobres: detrás de ésto se oculta una visión materialista del hombre.
La Agenda 2030 busca controlar la población y también las conciencias y las inteligencias de las personas. Esta agenda es nefasta. Es una agenda globalista que, bajo apariencia de ecologismo, pretende reducir la vida y controlar la humanidad en una visión antihumana y antinatural.
¿Cómo deberíamos los católicos responder ante el discurso globalista que busca redefinir valores y derechos? Con valentía y con sentido común. Tenemos que plantar cara, no dejarnos domesticar por lo políticamente correcto.
Ser fiel a Cristo hoy es ir contracorriente.
Sobre la cultura woke, que nació con la idea de luchar por los derechos de las minorías, ha ocurrido que se ha convertido en una imposición ideológica. Es una "inquisición moderna". El cristiano tiene que mantener la cordura y el valor frente a esta ola ideológica.
A los jóvenes que buscan la Verdad, el P. Olivera Ravasi les exhorta a que la busquen con rebeldía sana.
Que se pregunten si todo lo que el mundo moderno les dice es cierto.
Si descubren una mentira, verán que puede haber más. Esa búsqueda les llevará, poco a poco, a la verdad y a la vida, que es Cristo. Incluso quien no tiene fe puede comenzar así.










