Aberchán y el hombre a quien obedece, que no es otro que el Rey Mohamed VI, sátrapa de Marruecos
Por fin, una semana más tarde de sala el escándalo de la compra de votos por correo en Melilla, un canal de TV, en concreto, Telemadrid, se ha atrevido a colocar entre los sospechosos del pucherazo a Marruecos. ¡Lo que les ha costado!
El origen del escándalo ya lo hemos explicado en Hispanidad. El hombre a seguir es Mustafá Aberchán, líder de Coalición por Melilla, que no es más que un pro-Mohamed VI, un traidor a España, sólo que armado con la nacionalidad española, conseguida a los 27 años de edad y que ahora aparece aliado con esa galaxia creada por Yolanda Díaz.
No olviden que Coalición por Melilla nació como una escisión del PSOE: Sumar y Más Madrid.
Aberchán y el hombre a quien obedece, que no es otro que el Rey Mohamed VI, sátrapa de Marruecos. Aberchán es el principal sospechoso de la compra del votos por correo (entre 50 y 200 euros). Condenado a dos años de cárcel por manipular el voto, ya en 2008, Mustafá es un entusiasta partidario de que Melilla sea musulmana y de que Marruecos -aunque asegura mantener discrepancias con el Régimen de Rabat- se haga cargo de la ciudad autónoma frente a Madrid.
Enfrente está el Partido Popular de Juan José Imbroda, que perdió el Gobierno de la ciudad por la traición de un señor de Ciudadanos de de cuyo nombre no quiero acordarme.
Y cuando el ciclo de la traición terminaba, cuando la Coalición por Melilla, es decir, pro-marroquí, de forma directa o indirecta, toca a su fin, resulta que Mustafá Aberchán, el político que ya tiene antecedentes en esto de los pucherazos electorales por compra de votos, vuelve a las andadas, pero esta vez a lo grande.
Así, la delegada del Gobierno sanchista en Melilla, Sabrina Moh dictaminaba que el pucherazo podría haber conseguido un tercio de la Asamblea de Melilla, unos 10.000 sufragios en una población que no alcanza los 80.000 habitantes. Eso basta para inclinar la balanza hacia los musulmanes, encargados de allanarle el camino a Mohamed VI para que Melilla se convierta en una ciudad marroquí.
A ver si nos entendemos: con Marruecos no vale la colaboración, que es rendición. El moro odia a España y Mohamed VI ha ido obteniendo prerrogativas en su vecino odiado que le llevan a comportarse con una prepotencia, con una arrogancia, impensables hace apenas una década.
Con Marruecos sólo vale enseñar los dientes. El tibio Núñez Feijóo, deberá, ahora, no dentro de un mes, dejar claro que abortará la vergonzante rendición de Sánchez ante Mohamed VI y que le enseñará los dientes a Rabat. ¿A qué no lo hace?